Cooperativas lácteas, esenciales para productores y consumidores
enero 7, 2025
El trabajo cooperativo es un pilar fundamental para sostener la vida de los tambos y regular los precios que buscan imponer las grandes empresas del sector lácteo. Un análisis de cómo le fue al sector en 2024, las expectativas de este año y las voces de quienes producen para el desarrollo local, el trabajo digno y el precio justo.
Cooperativas lácteas, esenciales para productores y consumidores.

Por Patricio Suárez Area

Superado el impacto negativo de dos temporadas de sequía, los pequeños productores lácteos asociados en cooperativas pasaron un 2024 en el que recuperaron precios, a pesar de la caída de la demanda, pero se preparan para un 2025 con la incertidumbre del constante cierre de tambos, que —por primera vez— bajó a menos de 10.000 unidades productivas en todo el país. “El sector no es ajeno a la política agraria, o mejor dicho a la no política agraria general. Si dejamos que siga regulando el mercado, en poco tiempo vamos a tener muy pocos tambos robotizados y orientados casi exclusivamente a la exportación”, alerta Juan Manuel Rossi, productor del sur de Córdoba y presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe).

La recuperación de precios internos para los tamberos se dio por la combinación de una suba en el precio de la leche y una baja en el precio de los granos de maíz y soja, que impacta en alimento y en el precio de los alquileres, sumado a la continuidad de la quita de retenciones para la exportación (medida del gobierno de Alberto Fernández que siguió con Javier Milei). Además, 2024 significó un respiro en materia climática, en comparación con la fatídica sequía de 2023, que afectó al campo en general y a los pequeños productores más fuertemente.

Tambo Las Cañitas, ubicado en la localidad cordobesa de El Tío, con sus 54 socios produce 250.000 litros diarios, brinda asistencia técnica e insumos para el productor, comercializa, fabrica alimentos y tiene distribuidoras locales.
Cooperativa Las Cañitas, ubicada en la localidad cordobesa de El Tío. Foto: Fecofe

La situación del sector en su parte primaria, es decir el tambero, es buena, con un mejor precio de la leche que permite un margen considerable respecto al precio de los granos, como factor de alimentación y costo del alquiler de tierras. Ahora, si nos damos vuelta del lado de la industria, los márgenes se han estrechado notablemente”, explica Juan Pablo Volando, presidente de la Cooperativa Agrícola Tambera El Craikense, ubicada en James Craik (Córdoba) y una de las más antiguas del país, a punto de cumplir cien años.

Ocurre que el precio de la leche —que es un costo para la industria de elaboración de productos lácteos— se ha elevado y los precios de los quesos, por ejemplo, no se mueven, con un consumo que se ha volcado a los productos básicos —leche o margarinas— dejando de lado los selectivos o premium. El ajuste y la caída del poder adquisitivo marcó, incluso, una caída del consumo de leche fluida.

Según el reporte del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en noviembre hubo una caída en las ventas al consumidor del 7,1 por ciento en comparación con octubre, mientras queen términos interanuales se verifica una caída del 10,7 por ciento. En el primer trimestre de 2024, cuando la devaluación impactó más duro en precios y poder adquisitivo, el descenso llegó al 19,6 por ciento en el consumo de leche fluida y 30 por ciento en el de leche en polvo. En los últimos tres meses las cifras mejoraron, dentro del derrumbe general. Es decir, hubo una fuerte contracción que lentamente fue dejando lugar a una lenta recuperación, limitada a los productos básicos.

“Los ajustes en la macroeconomía están impactando negativamente en la micro, en la de cada una de las personas. Esto lo vemos en un consumo de lácteos en franca caída, lo que nos plantea fuertes dudas de cómo desde la cooperativa podemos encarar este nuevo año”, marca Volando.

Cooperativa Agrícola Tambera El Craikense, ubicada en James Craik (Córdoba) y una de las más antiguas del país, a punto de cumplir cien años.
Cooperativa Agrícola Tambera El Craikense. Foto: Fecofe

“La cooperativa fue el sostén de los productores”

Este tipo de entidades cumplió un rol vital para sostener a los productores en los últimos años, donde la creciente inestabilidad de los precios, las retenciones y, finalmente, la sequía en los últimos dos años impactaron de lleno. “Muchos productores quedaron en el camino, pero los asociados a las cooperativas tuvieron herramientas, como el financiamiento, que no iban a conseguir en ningún otro lado”, señala José Guissiano, gerente de la cooperativa Las Dos Provincias, una entidad con 38 socios y 48 tambos, en Colonia Bicha, corazón de la cuenca lechera de Santa Fe.

La cooperativa fue el sostén de los productores.Es un sistema muy bueno y equitativo, en el que la cooperativa hoy está para el productor y mañana el productor está para la cooperativa, permitiendo el crecimiento de ambos”, valora Giussiano.

Si bien considera que el sector “está ahora un poco mejor que los últimos años”, todavía hay efectos de la sequía y de las reservas de granos “de muy mala calidad”, que hubo en los últimos tiempos debido no solo al clima, sino también a la plaga de chicharrita que afectó al maíz.

Según el OCLA, en noviembre de 2024 la participación del productor en el mercado interno y externo mejoró respecto al mes anterior y estuvo por encima de la media histórica. En contraste, la industria decayó en su participación en ambos mercados, evidenciando una importante puja por la materia prima leche, “en un momento donde se debieron disminuir las subas de precios en el mercado interno por el menor consumo y por los magros resultados en el frente externo debido al fuerte deterioro del tipo de cambio de exportación”.

El Observatorio indicó en su último reporte que “el problema por el cual no se accede a precios de la leche al productor como se da normalmente en los mercados mundiales es producto de interferencias que impiden que la cadena se apropie del valor que genera”.

Costos impositivos y fuerte aumento de las tarifas de servicios y combustible son, por otro lado, variables que impactan negativamente tanto en los tambos como en las fábricas.

Cooperativas lácteas, esenciales para productores y consumidores.
Foto: Subcoop

¿Quién domina el mercado lácteo y hacia donde lo orienta?

¿Alcanza con la estabilidad macroeconómica? ¿Qué hacer ante la retracción y primarización del consumo con los productos elaborados? Otros interrogantes, más estructurales: ¿Quién domina el mercado y hacia dónde lo orienta? ¿Es sostenible para los pequeños productores un ecosistema con cada vez menos jugadores? ¿Está garantizado a mediano y largo plazo el abastecimiento de un alimento como la leche, vital para la nutrición sobre todo de bebés y niños?

Para Rossi, el cierre de tambos es un efecto del “gran nivel de concentración y extranjerización, tanto de la producción como de la industrialización y de la comercialización”. Por eso, el presidente de Fecofe propone un “abordaje integral sobre la problemática láctea en el marco de una discusión general sobre la política agraria, donde se ponga en foco a pequeños y medianos productores y a las cooperativas”.

Volando señala que, en un contexto aún recesivo, las cooperativas toman mayor relevancia: “Son las que tienen conciencia de las necesidades de sus socios y de la comunidad, pensando en apuntalar a todas las personas. Es una excelente herramienta para agregar valor y encadenar todos los niveles, del productor al consumidor, con precios justos para el último eslabón”.

Cooperativa Agrícola Tambera El Craikense, ubicada en James Craik, Cordobax|
Foto: Fecofe

El vicepresidente de la Cooperativa Las Cañitas, Juan Domingo Sola, lamenta que el peso de las cooperativas en la cadena láctea sea relativo y, si bien “es fundamental para muchos productores en el sector primario”, por el lado de la comercialización “no es importante y menos aún luego del derrumbe de SanCor”. En el caso de Las Cañitas, ubicada en la localidad cordobesa de El Tío, con sus 54 socios produce 250.000 litros diarios, brinda asistencia técnica e insumos para el productor, comercializa, fabrica alimentos y tiene distribuidoras locales.

El universo de las usinas lácteas en Argentina se encuentra muy atomizado, dónde la de mayor recepción acapara el 13 por ciento del total de la producción. Se trata de Saputo (La Paulina), de origen canadiense y una de las diez empresas lácteas más grandes del mundo.En ese contexto, la participación del sector cooperativo es muy baja. La caída de SanCor, que ahora se encuentra por debajo del dos por ciento de recepción de leche a nivel nacional, fue “un golpe muy fuerte para el sector, era la entidad que lideraba, con un importante derrame en la comunidad”, subraya Volando.

“Es una lástima, ya que la cooperativa siempre está pensando en cómo mejorar la situación del asociado, pero también en mejorar la vida de la comunidad, sobre todo de aquellas en las que se encuentra inmersa. Y esto va más allá de lo económico, es la formación de jóvenes, las capacitaciones a la sociedad, las vinculaciones”, señala el titular de la cooperativa El Craikense.

En la misma línea, Guissiano advierte que, al caer Sancor, se perdió una referencia de precios jalonada desde el modelo cooperativo. Ahora ese rol lo tienen grandes jugadores como Saputo o Mastellone (La Serenísima). Si bien el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (Siglea) oficia como plataforma, donde confluye la información entre todos los eslabones de la cadena, para Guissiano no hay precios claros y “una mayor preponderancia de las cooperativas en el mercado beneficiaría a todos los actores de la cadena”.

En ese sentido, Volando pone como ejemplo lo que ocurre con El Craikense, que se encarga de la elaboración de la materia prima de sus asociados y produce quesos blandos, semiduros y duros, leche en polvo, entera, descremada y con vitaminas, dulce de leche y crema de leche. Estos productos lácteos llegan a trece provincias y actúa, en su escala, como factor regulador en el mercado primario frente a gigantes de la industria. “En algunos casos multinacionales, que piensan en llevarse las ganancias al exterior”, diferencia Volando.

Cooperativa Agrícola Tambera El Craikense, ubicada en James Craik, Cordoba. Cooperativas lácteas, esenciales para productores y consumidores.
Foto: Fecofe

Asociativismo productivo e integración vertical para continuar produciendo

Ante un verano que se pronostica seco y caluroso, Volando augura “que sea lo suficientemente benévolo para hacer reservas de pasturas para dar la vuelta del año, y de mejor calidad que las obtenidas hasta ahora”. En ese caso, la caída estacional de la producción “no debería ser tan acentuada” y de esa manera podrían tener “una base más alta para iniciar los períodos de pico de ordeñe”.

A eso se suma que, si se mantiene la relación de precios entre leche y granos, el tambero tendrá “un escenario atípicamente favorable para elevar el techo productivo”. En efecto, la expectativa es que el precio se mantenga relativamente alto y, “ya con la mochila descargada, los productores podrían encarar un proceso de inversión un poco más fuerte y una demanda un poco mejor que la de 2024 aunque muy por debajo de los niveles deseados”, analiza el cooperativista.

En el plano externo, pese a la quita de las retenciones, al no ser tan favorable el tipo de cambio, es el mercado interno, aún deprimido, el que marca la dirección de la oferta para las cooperativas. Según Volando “de mantenerse ambos mercados en la misma tónica que hasta ahora va a ser un año muy difícil para la industria, sobre todo los establecimientos pequeños”. La situación es distinta para las grandes industrias como Mastellone. En el primer semestre del año, según sus propios balances, pese a la caída del consumo interno, registró ganancias netas por 56.000 millones de pesos, 7,6 veces más que en 2022 y 2023, gracias a la quita de retenciones.

Sola marca otro punto pendiente en materia de políticas públicas: la informalidad que persiste en la cadena láctea, porque “genera mucha disparidad y genera riesgo sobre todo de aspectos sanitarios, además de los económicos”. Para superar esas restricciones son necesarias medidas que “permitan ir dinamizando el consumo interno y, principalmente, el acceso al crédito, que es uno de los principales déficit hacía el sector productivo”. En particular, los pequeños y medianos productores que “son los que tienen menos posibilidades de autofinanciarse y los que financieramente están más complicados”, indica el vicepresidente de la Cooperativa Las Cañitas.

Sin ese marco de políticas públicas y con un Gobierno que apuesta a liberar todo a manos del mercado, las cooperativas permiten a los productores integrarse verticalmente hacía arriba: producir la leche, industrializarla en su propia planta y comercializar, incluso, de productor al consumidor.

En el caso de la cooperativa Las Cañitas se encarga de la comercialización local de los productos elaborados de sus asociados, transportándolos hasta Villa María; además de ofrecer servicios para los socios e insumos. Para Sola, quien integra la cooperativa y es tesorero de Fecofe, “el paraguas protector de la cooperativa es fundamental para el productor en tiempos difíciles” y destaca que “el esquema de comprar y vender junto con otros lo potencia aún más cuando el escenario es mejor”.

*Edición: Nahuel Lag.

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