Chaco salteño: la desigualdad se agudiza con la pandemia
enero 12, 2021
Sección: Territorios
Un relevamiento de investigadoras del Conicet confirma que la pandemia profundizó la ya grave situación de las familias criollas y wichí que viven en el norte de Salta. Un sistema de salud en crisis, desnutrición, dificultades para la educación virtual y el desmonte sin freno.
Columna de Fernanda Rubio (Conicet) sobre covid y chaco salteño
Foto: Mariano Salazar

OPINIÓN

Por Fernanda Rubio* y Gisela Córdoba**

En un territorio marcado por profundas injusticias sociales y ambientales, la expansión del Covid-19 ha profundizado problemáticas claves para la vida de las comunidades wichí y criollas que habitan el chaco salteño.

La elaboración de un informe de situación basado en la realización de entrevistas telefónicas a familias campesinas criollas y referentes de instituciones locales de Padre Lozano, Misión Chaqueña, Dragones, Hickmann (San Martín) y Pluma de Pato (Rivadavia), nos permitió relevar problemas estructurales que la pandemia ha sacado a la luz y que precisan ser atendidos con urgencia.

Un sistema de salud en emergencia

La aparición de la pandemia profundizó las limitaciones del sistema de salud en la zona, que ya mostraba serias dificultades para atender las necesidades de la población, tal como demuestra la declaración de la Emergencia Sociosanitaria ante las numerosas muertes de niñas y niños wichí por desnutrición en los departamentos de Orán, San Martín y Rivadavia, declarada a principios de 2020 y luego prorrogada.

La estructura sanitaria local presenta numerosas dificultades en la zona, derivadas de la falta de personal, respiradores, ambulancias y elementos básicos, como medicamentos, oxígeno y productos de limpieza. La suspensión de operaciones programadas frente al colapso de los hospitales de Embarcación y Orán y la necesidad de focalizar la atención de los centros de salud en las emergencias relacionadas al Covid- 19, imposibilitó la atención de problemáticas derivadas de otras afecciones.

Ante esta situación, y frente al temor a asistir al sistema de salud por miedo a contagiarse, muchas familias solicitaron asistencia telefónica a conocidos y potenciaron el uso de plantas medicinales, principalmente con fines preventivos. La necesidad de contar con más personal, especialmente con agentes sanitarios que visiten los puestos y las comunidades, se profundizó en este nuevo contexto en las zonas rurales.

Columna de Fernanda Rubio (Conicet) sobre covid y chaco salteño

El rol de la escuela

No sólo la atención de la salud presenta nuevos problemas y desafíos. En el ámbito educativo crece la preocupación frente a la modalidad de enseñanza virtual: a los problemas de conectividad y a la escasa cantidad de dispositivos tecnológicos disponibles, se les suma también la dificultad de los alumnos y alumnas para contar con datos de internet. Estas limitaciones se agravan en el caso de establecimientos de educación primaria y para quienes viven en los puestos en zonas rurales alejadas.

Cabe destacar que en este contexto de profunda desigualdad y restricción para acceder a los alimentos y a la información, el rol de la escuela resultó crucial en algunas localidades, no sólo por su aporte entregando los módulos alimentarios, sino también por su papel acompañando a las familias y promoviendo las medidas de prevención frente a la pandemia.

A pesar de los esfuerzos de directivos, docentes y de las propias familias de la zona, estas condiciones afectaron seriamente el vínculo pedagógico durante el 2020, generándose una desvinculación total en un alto porcentaje del alumnado. Trabajadoras de la educación señalan además que si fuera posible volver a la modalidad presencial será necesario realizar ampliaciones, reestructuraciones edilicias y refacciones eléctricas y de plomería para poder volver habitables algunas escuelas.

Vivimos dos pandemias: Covid19 y sequía”

La deforestación del bosque nativo, vinculada al avance de la frontera agropecuaria en la región, genera una notable reducción del forraje disponible, afectando severamente los sistemas productivos y reproductivos de las familias criollas. Según un monitoreo realizado por Greenpeace, incluso durante la pandemia se registraron desmontes en Salta: entre el 15 de marzo y el 31 de octubre del 2020 se arrasaron 12.863 hectáreas de bosques nativos.

La ganadería extensiva bajo monte también se ve severamente afectada por condiciones climáticas extremas. A los períodos de sequía sobrevienen momentos de intensas lluvias e inundaciones, que suelen ocasionar desbordes en las márgenes del río Bermejo, impactando fuertemente a las familias criollas y comunidades wichí de la zona.

En los meses de sequía y ante la imposibilidad de disponer de agua para consumo animal, deben bombear agua desde los pozos subterráneos y comprar suplementos alimentarios, lo que genera importantes gastos para la economía familiar.

La declaración de Emergencia y Desastre Agropecuario por sequía extrema en los departamentos de Rivadavia y San Martín en octubre constituyó una medida valiosa, pero que no siempre implica solución efectiva del problema. Por un lado, los trámites necesarios para recibir el beneficio resultan difíciles para muchas familias, que finalmente deciden no presentarse, y por el otro, en caso de hacerlo, señalan que “la ayuda suele llegar tarde”, cuando ya murieron muchos animales.

La falta de acceso al agua potable constituye una problemática central en la zona, imposibilitando la adopción de medidas básicas de prevención frente a la pandemia y generando enfermedades evitables.

La reciente instalación de una planta potabilizadora en Padre Lozano demuestra la importancia de contar con este bien vital: las consultas e internaciones de niños y niñas vinculadas a la falta de agua potable disminuyeron drásticamente en esa localidad. Sin embargo, el resto de las localidades siguen presentando las mismas limitaciones, y lamentablemente las muertes de niños y niñas wichí a causa de la desnutrición y la falta de agua potable se repiten nuevamente en estos meses de verano en el chaco semiárido de Salta.

El territorio del chaco salteño, signado por importantes procesos de degradación del bosque nativo, por problemáticas ligadas a la tenencia de la tierra y por la sequía extrema, experimenta ahora nuevos desafíos, vinculados a la emergencia de la pandemia del Covid- 19. De cara al año que comienza y a la experiencia vivida durante el 2020, es de esperar que las políticas estatales puedan acompañar a las comunidades wichí y criollas que allí habitan, histórica y tristemente marginadas en el mapa de la política provincial y nacional.

* Becaria doctoral del Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas (Iadiza-Conicet).

** Becaria postdoctoral del Instituto de Bio y Geociencias del NOA (Ibigeo-Conicet).

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