“Cada 100 kilos de nutrientes extraídos del suelo a través de la cosecha de granos de la campaña 2019/2020, se repusieron solo 58 vía fertilización, reflejando un balance deficitario.” La conclusión surge de un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en el que se reconoce cómo el actual modelo agropecuario, a pesar de incrementar el uso de fertilizantes químicos, pone “presión sobre la disponibilidad de nutrientes en los suelos” y afecta “la sustentabilidad de los sistemas productivos”. En el caso de los cultivos de soja, el déficit de reposición cae hasta el 23 por ciento.
El documento de la Bolsa de Cereales señala la necesidad de una “agricultura sustentable”, sin mencionar alternativas al modelo químico, y también reconoce que entre los motivos del agotamiento de los suelos están la tenencia de la tierra, la búsqueda de rentabilidad a corto plazo y el precio de los insumos. Por otra parte, advierte que solo el 23 por ciento de los productores realizaron diagnóstico de suelos en la campaña 2019/20.
El informe “Balance de nutrientes”, elaborado por el Departamento de Investigación y Prospectiva Tecnológica, se focaliza en tres cultivos de mayor volumen —soja, trigo y maíz— e indica que, aunque deficitario, el porcentaje de reposición de nutrientes en la última campaña es el mejor de los últimos cinco años. Luego de la campaña récord en cosecha 2018/2019, en la que la reposición de nutrientes fue de 46 kilos, cada 100 extraídos. Y establece una relación causal: a más cultivo, más extracción de nutrientes.
Según el informe, el déficit del balance de nutrientes ocurre a pesar de que campaña tras campaña se ha incrementado el uso de insumos químicos: “El consumo de fertilizantes se ha ido incrementando a lo largo de las últimas cuatro campañas, llegando a 3,8 millones de toneladas en la 2019/20”.
Sin embargo, respecto de los rendimientos entre una campaña y otra, el informe precisa: “La campaña 2019/20 fue buena en términos climáticos. A pesar de eso, el volumen de producción fue un 6 por ciento inferior con respecto a la 2018/19 en la que se obtuvieron rendimientos récord”.
Más soja, menos sustentabilidad de los suelos
"El régimen de tenencia de la tierra puede contribuir a explicar decisiones en la aplicación de fertilizantes, favoreciendo una fertilización enfocada en obtener mayores rendimientos en el corto plazo", sostiene el informe a la hora de buscar las causas de los repetidos balances negativos, que muestran como piso la campaña 2014/2015, cuando el balance global fue de 34 por ciento de reposición.
Respecto de cómo la rentabilidad buscada por los pooles de siembra inciden en la ecuación económica para decidir cuánto invertir en fertilizantes químicos, que regeneren las condiciones del suelo, el documento aporta: “La soja fue el cultivo que menos porcentaje de reposición presentó: por cada 100 kg de nutrientes extraído por hectárea cosechada (en la campaña 2019/2020) solo se repusieron 23 kilos”. En tanto, el informe de la Bolsa de Cereales señala que la tasa de reposición más alta se registró en el cultivo de trigo, aunque subraya: “Se debe, en parte, a una fertilización de base dirigida al doble cultivo trigo-soja de segunda”.
La relación entre rentabilidad y fertilización de los suelos del actual modelo intensivo de agronegocio pueden repasarse también a partir del detallado desglose respecto de la reposición de nutrientes —nitrógeno, azufre y fósforo— por regiones: zona núcleo, norte y sur. Por ejemplo, respecto del azufre el informe indica que “los valores son bajos en todas las regiones” ya que “el contenido actual de azufre en el suelo cubre los requerimientos de los cultivos” y apunta: “Pensando a futuro se debería reponer lo que se extrae con el fin de mantener la productividad y calidad de nuestros suelos”.
En el caso del nitrógeno, el documento detalla que su reposición en la zona núcleo ronda valores superiores al 70 por ciento debido a que el trigo y maíz son fertilizados con fuentes nitrogenadas. “En cambio, en las regiones del norte se encuentran menores porcentajes de reposición. Esto se debe a una baja adopción de tecnología, a menores rindes potenciales, y a la disponibilidad hídrica”.
En cuanto al fósforo, señala que los valores son altos en la zona núcleo (80 por ciento) debido a la extensión de los cultivos de soja, mientras que los niveles superan el 100 por ciento en el sur, donde los suelos son pobres en ese nutriente. En tanto, los menores porcentajes ocurren en la extendida frontera norte, donde los suelos son ricos en fósforo.