Un grupo de investigadores del INTA realizaron un ensayo en la Chacra Experimental Integrada Barrow sobre la producción de trigo en un sistema de transición agroecológica y confirmaron que es posible reducir costos, aumentar la rentabilidad y minimizar el impacto ambiental en comparación con el sistema actual de aplicación del paquete químico.
“No es una vuelta al pasado, sino una tecnología nueva y superadora de lo, hasta ahora, conocido”, asegura Martín Zamora, referente nacional de Agroecología del INTA, respecto de los resultados obtenidos en el ensayo con el que se derriban los mitos del agronegocio sobre la producción agroecológica.
Zamora detalló que, en términos generales, para producir una hectárea de trigo bajo el modelo químico se necesita un rendimiento de 3.500 kilos por hectárea solo para salvar los gastos, mientras que en el ensayo de producción demostró que un modelo de transición agroecológica lograría cubrir los gastos con un rendimiento de solo 2600 kilos por hectárea.
“Al sustituir insumos químicos y energía externa con procesos e interacciones naturales, se ahorran entre 39 % y 49 % del costo directo total, con un mismo rendimiento”, detalló el referente del INTA sobre el estudio, que fue presentado en el Congreso Argentino de Agroecología.
De esta manera, el ensayo rompe con uno de los mitos sobre la imposibilidad de que la agroecología sea productiva y sustentable al mismo tiempo. “Los sistemas simplificados actuales enfrentan costos muy altos, principalmente, en insumos químicos como fertilizantes y herbicidas”, subrayó Zamora.
El estudio también indica que, debido a los costos de los insumos del paquete químico, el modelo actual de producción resulta económicamente riesgoso para los productores, sobre todo, los pequeños y medianos.
Productores en transición agroecológica
El referente en agroecología, en diálogo con el portal INTAInforma, descartó que el modelo agroecológico pueda utilizarse solamente en pequeñas explotaciones. “La agroecología se basa en principios, no en recetas”, sentenció Zamora y aseguró que puede ser aplicada tanto en pequeñas extensiones como en cultivos extensivos de trigo o maíz y hasta en la ganadería.
“A diferencia del enfoque agronómico actual, basado en la difusión de paquetes uniformes de tecnologías, la agroecología se centra en principios vitales como la biodiversidad, el reciclaje de nutrientes, la cooperación e interacción entre los diversos cultivos, animales y suelo, además de la regeneración y conservación de los recursos naturales”, señala el estudio.
El especialista aseguró que, a medida que se conocen los datos de beneficios sociales, ambientales y económicos de este manejo agronómico, los productores muestran mayor interés por realizar una transición a la agroecología. “Hay un crecimiento exponencial de demanda. Sólo en Buenos Aires, hay más de 100 grandes productores en pleno proceso de transición hacia la agroecología”, detalló Zamora.
“Los productores consultan, en principio, motivados por una cuestión económica y por la falta de rentabilidad de sus sistemas. Pero, en el camino, despuntan otros sentimientos como la valoración del hábitat en el que se desarrollan, el ambiente en general, la salud del suelo que cultivan”, señaló Agustín Barbera, extensionista de la Chacra Experimental Integrada Barrow e integrante del equipo que realizó el ensayo.
Barbera advirtió que “hay una mayor sensibilización entre los productores por el impacto ambiental que generan los insumos químicos que emplean” con el modelo impulsado por el agronegocio y aseguró: “Una vez que los productores entienden los principios de la agroecología, sus innumerables beneficios y el aporte de los diversos procesos biológicos no pueden volver a producir de una manera simplificada”.
La agroecología, un círculo virtuoso
Zamora indicó que la agroecología es un círculo virtuoso que tiene su “clave” en “lograr la mayor interrelación y cooperación de los diversos componentes que conforman un sistema” y, en ese sentido, recomienda “combinar los servicios productivos de los cultivos con los ecosistémicos para obtener innumerables beneficios”.
“Cuando los productores ven los resultados promisorios y que, por ejemplo, es posible incorporar nitrógeno biológicamente y mejorar la fertilidad de manera natural al suelo mediante la implantación de leguminosas, se animan y entusiasman. Se sienten más aliviados al tener producciones seguras”, completó Barbera. “Se plantean soluciones cortoplacistas que actúan sobre los síntomas y no sobre las causas. Así, todos los años tienen problemas cada vez más graves”, señaló Zamora sobre las dificultades que encuentran los productores que sostienen el actual sistema de producción simplificado y cuya única solución es el mayor uso de insumos químicos.