Asambleas y organizaciones socioambientales que participan en los Encuentros de Pueblos Fumigados de Buenos Aires se oponen “rotundamente” a la aprobación de la comercialización del trigo transgénico HB4 de la empresa Bioceres. Por su parte, el Colectivo Trigo Limpio —integrado por investigadores, académicos y activistas ambientales— exigió al gobierno nacional que deje sin efecto la resolución que autoriza el nuevo transgénico. «Es un nuevo recurso tecnocientífico para expandir un modelo de agricultura extractivista basado en el objetivo de producir commodities e ingreso de dólares, de la mano de prácticas que han incrementado la concentración de la riqueza, la exclusión de las poblaciones rurales y pueblos originarios, así como el deterioro de la salud humana y del ambiente», denunciaron.
“La autorización comercial del trigo HB4 fue otorgada a la empresa argentina Bioceres, conformada por algunos de los protagonistas nacionales del agronegocio: Hugo Sigman y Gustavo Grobocopatel, entre otros”, señalan las asambleas de los . Agregan que «por el asesinato deliberado de nuestras familias, de nuestras amistades, de nuestras comunidades, sostenemos que no hay posibilidad de convivencia con el sistema de transgénicos, monocultivos y agrotóxicos». Las asambleas bonaerenses señalan la «complicidad» del Gobierno al aprobar este trigo, «que sólo favorece a unos pocos».
Asimismo, pusieron de relieve los «profundos conflictos de intereses» en la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia) y en el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa), donde existen una gran mayoría de profesionales que trabajaron para las mismas empresas que debieran evaluar. Mientras que la Conabia aprobó el trigo transgénico, el Senasa calificó al herbicida glufosinato de amonio como de banda azul (quince veces más tóxico que el glifosato, catalogado como banda verde). Justamente, el trigo transgénico se promociona como resistente a la sequía y al glufosinato de amonio. Al respecto, los activistas cuestionaron que este evento haya sido aprobados sin respetar la Ley General del Ambiente y el Acuerdo de Escazú, por la omisión evidente de una instancia de participación ciudadana. Alertan que, al aprobar un evento transgénico sin licencia social, se viola la Constitución Nacional.
Las asambleas fundamentan que «dicha irracionalidad sólo es posible en un sistema patriarcal y capitalista que lo legitima». Y manifiestan que, «tanto la ciencia digna (como demuestran más de mil científicas y científicos en contra de este trigo), como organizaciones sociales de base de ámbitos rurales y urbanos, nos oponemos a seguir insistiendo en un modelo de producción ecocida, terricida y genocida». Las organizaciones cuestionan «la falta total de ética de Instituciones públicas involucradas, como la Universidad Nacional del Litoral y profesionales como [la científica creadora de la tecnología HB4] Raquel Chan».
Por su parte, el Colectivo Trigo Limpio resaltó el hecho de que este esta semilla transgénica fue diseñada para tolerar el estrés hídrico y el herbicida glufosinato de amonio. «Las políticas públicas relacionadas con esta problemática dan lugar a pensar que el Estado Nacional abandona la responsabilidad constitucional indelegable de resguardar al conjunto de la población para proteger los intereses de las corporaciones, particularmente al grupo Bioceres y su empresa de servicios de investigación y desarrollo Indear», cuestionaron desde el colectivos de científicos e investigadores. Solicitan al Gobierno la derogación de esta medida.
Cuando China aprobó, a fines de abril, la soja HB4 y cuando Australia hizo lo propio con el trigo HB4, el Gobierno reivindicó la articulación público-privada (por la UNL y Bioceres) y resaltó los «logros» del desarrollo de la ciencia nacional. Desde el Encuentro de Pueblos Fumigados indican que la decisión tomada por el Gobierno “no es ningún ‘desarrollo’ nacional digno de aplaudir”. En ese sentido, las asambleas cuestionan: “¿Cómo puede ser considerado desarrollo algo que nos asesina? ¿Cómo puede ser considerado progreso algo que puede contaminar otros trigos, cuyas semillas son transmitidas generación tras generación, comprometiendo la biodiversidad?”.
Las organizaciones alegan que en un contexto de crisis ambiental y de guerra que compromete la seguridad alimentaria de millones de personas, “las soluciones jamás provendrán de los mismos sectores que producen esos problemas”. Agregan que “si hay hambre y falta de acceso a alimentos sanos y producidos de manera responsable, si hay concentración de tierras y riquezas, si hay cambio climático, es precisamente por la profundización del modelo del agronegocio”. Al respecto, proponen que “el único camino hacia una soberanía alimentaria, a un modelo de producción socialmente justo y que apueste a la biodiversidad es la agroecología”.
El trigo transgénico y un modelo de agro como negocio
Según la base de datos del Ministerio de Agricultura de la Nación, actualmente existen 23 eventos transgénicos aprobados con tolerancia conjunta al glifosato y al glufosinato de amonio, principalmente en variedades de maíz, soja y algodón. Existen, además, eventos para tolerancia a otros herbicidas como dicamba y 2-4D, entre otros. «Mientras el desarrollo del trigo HB4 se promociona como una solución combinada al problema de la sequía y del hambre, el resultado probable es que solo servirá para profundizar ambas problemáticas, particularmente dentro de nuestro propio país», afirman desde Trigo Limpio.
Además, añaden que la ciencia y la tecnología «no son neutrales y están atravesadas por valores e intereses. Por ello, sus prioridades y sus sentidos deberían ser objeto de un debate social amplio».
Pese a que diversos funcionarios e investigadores impulsores de los transgénicos afirmaron que el glufosinato no se utilizaría en los cultivos, desde Trigo Limpio advierten que esto no se corresponde con los términos de la aprobación ni con la política de comercialización de la empresa Bioceres. «Los propios fundamentos de la Resolución 27/2022 del Ministerio de Agricultura mencionan un dictamen que —haciendo referencia al glufosinato de amonio—, expresa que ‘se estima que éste proporcionará una nueva alternativa para optimizar el control de malezas en el cultivo de trigo y para aumentar los rendimientos ante situaciones de estrés hídrico’. Al mismo tiempo, refieren a la promoción del paquete de HB4 más glufosinato de amonio que la propia Bioceres realiza en su sitio web.
Trigo Limpio recuerda que en 2020 el científico Tianyu Dong demostró que la exposición a este herbicida durante el periodo prenatal genera una actividad locomotora reducida, produciendo un deterioro en los mecanismos de la memoria y comportamientos análogos al autismo en modelos experimentales de mamíferos.
También señalan una investigación de 2018, publicada en la Revista Internacional de Contaminación Ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México, que encuentra que el glufosinato de amonio altera la calidad (morfología, movilidad) y el ADN de los espermatozoides de mamíferos. De hecho, la Unión Europea (Reglamento 1107/2009) determina que esta sustancia está prohibida para todos los usos en la categoría de “plaguicidas”.
Los impactos del modelo sojero: un antecedente para atender
En Argentina, según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, desde la autorización de la soja RR en 1996 hasta la primera variedad de trigo transgénico del mundo aprobada en 2020, se autorizaron 62 eventos transgénicos. Cincuenta de ellos fueron diseñados para ser tolerantes a agrotóxicos. «La mayoría fue solicitada por corporaciones transnacionales, lideradas por Monsanto-Bayer que es responsable de 25 de estas variedades transgénicas», denuncia Trigo Limpio.
Para la organización, al cabo de más de 25 años de su instalación y constante expansión, «los impactos del modelo sojero están a la vista». Sobre este punto enumeran el deterioro en los agroecosistemas y en la salud detectadas y denunciadas por pueblos fumigados e ilustradas por los resultados de innumerables investigaciones científicas. También aluden a la destrucción de los bosques chaqueños, sus pobladores y su biodiversidad.
Ante este panorama, Trigo Limpio argumenta que «la promesa de crecimiento y bienestar mal condice con los niveles crecientes de dependencia económica, con el escandaloso incremento de la pobreza, del hambre y con los bajos salarios asociados a la reprimarización de nuestra economía y el aumento en la concentración de la riqueza».