El 2 de diciembre de 2020, a través de una videoconferencia, el presidente Alberto Fernández inauguró dos centrales generadoras de energía en base a biomasa forestal en las localidades chaqueñas de La Escondida y Puerto Tirol.
“Celebro que en el Chaco estemos desarrollando proyectos como el que hoy vemos, que son proyectos que suponen grandes inversiones para producir energías renovables a partir del aprovechamiento de residuos forestales”, dijo el presidente, acompañado por el gobernador Jorge Capitanich.
¿Pero qué son las centrales de biomasa y cuál es su relación con los desmontes? ¿El proyecto de las empresas Indunor y Unitan, las plantas industriales que requirieron una inversión de 43 millones de dólares, es un proyecto sustentable y que cuida el medioambiente? Estas preguntas vale la pena hacérsela en la provincia que más destrucción de bosques sufrió en los últimos cuatro años (más de 130.000 hectáreas)
Centrales termoeléctricas
Las centrales de biomasa son centrales termoeléctricas, es decir, plantas que producen energía eléctrica por combustión de materiales. Según el tipo de central, el material utilizado varía, siendo en teoría utilizable cualquier tipo de material combustible: gasoil, carbón, basura, o en este caso descartes de aprovechamientos forestales.
La preocupación acá en Chaco es la siguiente: las centrales de biomasa son una alternativa amigable para producir energía si el material que se utiliza, proviene de fuentes verdaderamente sustentables o reutilizables, no si proviene de bosques nativos primarios.
Utilizar troncos de arboles centenarios del Impenetrable para alimentar a estas centrales sería como quemar los libros de Biblioteca Nacional para calentarse en el invierno.
¿Entonces cuál es el principal problema? Vemos que llegan camiones a estas centrales, que son además las tanineras históricas de Chaco, con troncos de quebracho blanco u otras especies arbóreas nativas. Estos no son descartes forestales sino arboles enteros con un valor biológico e incluso comercial mucho mas alto, que provienen de desmontes del Impenetrable. Desmontes que pueden ser legales o ilegales, como denunciaron incluso algunos dirigentes del sector forestal.
¿De dónde viene la madera que se quema?
El coordinador del Centro de Estudios e Investigación Mandela, Rolando Núñez, denunció ya en 2018 que los dirigentes de una de estas tanineras eran los dueños de uno de los predios recategorizados irregularmente. Se trata de bosques en categoría amarilla al lado del Parque Nacional Copo y de la Reserva Provincial Piramide, que aunque la ley lo prohibía fueron desmontados y transformados en campos de soja. De ahí la preocupación por saber de dónde viene y qué es lo que se está quemando. Porque si es sustentable tiene que haber una reserva forestal bien delimitada, donde se respeten las cantidades y turnos de corte, se destinen los troncos a los aserraderos y las ramas y descartes a las centrales, se hagan inventarios forestales, etc. Nada de todo esto se planteó hasta ahora en Chaco.
El problema no es entonces la teoría de las centrales de biomasa, sino la práctica, la realidad de acá del Chaco, la falta de transparencia, las repetidas ilegalidades.
Se han pedido hace meses los datos de las guías de los camiones que transitan todos los días en la provincia del Chaco para saber de dónde viene y hacia dónde va la madera, y las autoridades no quieren dar esta información.
Además es alarmante leer en el último decreto N° 86/2020, firmado a las apuradas el 15 de enero, que estas mismas empresas que explotan el monte expresen la necesidad de conseguir madera y que el Gobierno bajo este pedido les permita extraerla de tierras fiscales, que son bosques vírgenes ya que allí no se han realizado actividades productivas.
No sólo hay pruebas de casos en que la madera utilizada por estas empresas proviene de desmontes sino que ellos mismos lo dicen en ese decreto: la mayor fuente de rollos y rollizos en todos estos años vino de los cambios de uso de suelo (palabra técnica para decir desmontes), es decir que en estos 10 años de "sostenible" no hubo nada, porque todo o casi provenía de los desmontes.
En síntesis, las centrales termoeléctricas a biomasa pueden ser una oportunidad de generar energía eléctrica de forma amigable con el ambiente, siempre y cuando se utilice madera que no provenga de bosques nativos primarios. De lo contrario, es una presión más sobre los bosques, una práctica insostenible maquillada para que parezca algo sustentable a la gente que no sabe del tema.