Por Anabel Pomar
Campos infinitos. Monocromáticos. Despojados de biodiversidad. Y almas. Y penas. Almas en pena. “Mi abuela siempre cuenta que, como hay almas acá en la tierra, los grillos van cantando para que no se escuchen sus lamentos”, cuenta Isa, amiga de la hija de un ingeniero agrónomo que se muda a la zona de mayor producción agropecuaria del país y realiza manejos productivos basados en transgénicos y agrotóxicos. Isa (Alfonsina Videla Benzo) es quien expondrá del modo más cruento y desatará, al enfermar, el tema que aborda la película El Agrónomo.
El largometraje relata, desde la ficción, una realidad presente en el país más pulverizado del mundo con peligrosos agroquímicos biocidas. El modo en que los agrotóxicos y transgénicos cambiaron la dinámica productiva pero más, al decir del investigador y médico Damián Verzeñassi, las nuevas formas de enfermar y morir en el "interior agrícola veneno dependiente", todo desde la mirada del protagonista, Gastón (Diego Velázquez), el ingeniero agrónomo, que, sin cuestionarse, receta y hace aplicar esos venenos en los campos del patrón.
Agencia Tierra Viva entrevistó a Martín Turnes, director, co-guionista e impulsor de la película que ya pasó por el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), estará presente en el Festival Internacional de Cine Ambiental (Finca), —función el martes 18 de junio 19:30 en el Cine Gaumont—, y tendrá su estreno formal en agosto en salas de Capital Federal. El director y el equipo de la película trabajan también para poder llegar a salas en diversos puntos del país. “Nos gustaría poder mostrarla en algunas provincias en dónde el agronegocio es fuerte”, asegura.
El Agrónomo: un sueño cumplido
El film pone en evidencia la incompatibilidad entre ese modo productivo y la posibilidad de vivir saludables, el uso de agrotóxicos naturalizado por ese profesional “del campo”, la negación por parte de los beneficiados del sistema y la hipocresía del empresariado rural. Mientras explora los conflictos internos desatados por los planteos que le realiza al agrónomo su propia hija, Vera (Ángeles Zapata), y su grupo de amigos que desde el freestyle denuncian al modelo tóxico, y los de su esposa Ana (Valeria Lois) que ponen en tensión aquello que el protagonista no quiere admitir y que empieza a hacer tambalear a toda la familia.
Todo contado con un ritmo justo, lleno de una tensión permanente, actuaciones logradas, y una gran sutileza narrativa. Sin golpes bajos, sin caer en lugares comunes y abriendo la puerta para la reflexión sobre un tema necesario de ser abordado.
“Me defino como cineasta”, le dirá el director a esta cronista. “Alguien a quién le gusta y hace cine”. Egresado de Diseño de Imagen y Sonido (UBA), con 43 años, en su biografía oficial que detalla su recorrido hasta aquí, Martín Turnes, se presenta a sí mismo, entre otras cosas, como alguien que es “todo lo que sueña hacer”. Y hoy, con “El Agrónomo”, su primer largometraje de ficción como director, está viviendo un nuevo sueño hecho realidad. Uno que, aún antes de llegar a las grandes salas, ya da que hablar. La película fue atacada violentamente desde redes sociales y medios del agro antes de ser estrenada. Un dato que muestra cómo el tema elegido incomoda al poder concentrado del agro desde el vamos.
Atacados
Agencia Tierra Viva preguntó sobre esos ataques. “Lo que pasó en redes fue muy loco porque sucedió sin que la película fuera siquiera estrenada”, explica el director. “Fue enterarse que existía una película de ficción con esta temática, con ese título, y con la palabra agrotóxicos en la sinopsis para que ingenieros agrónomos defensores del modelo actual que usa tóxicos empezaran a publicar mensajes. Cuando se difunde el tráiler, en dónde puede escucharse una canción de rap que denuncia el tema, empezaron a defenestrar la película y a mí como director. A atacar”.
Muchos de esos mensajes cuestionaban también el apoyo y los fondos que la película recibió por parte del Incaa (Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales). La película llegó en medio de los anuncios de las políticas de desfinanciamiento del gobierno de Milei a ese instituto y a la cultura en general. “Han salido datos de montos de dinero de fondos que la película recibió que no son reales. Han inventado cifras. Cuándo sabemos además que el cine argentino se autofinancia, así que ese cuestionamiento tampoco corresponde”, aclara.
Los ataques no quedaron en las redes (mayormente X) sino que llegaron a medios tradicionales como La Nación campo y a un programa de radio financiado por representantes del agronegocio. “El Agrónomo”, le es incomoda. Bienvenida esa incomodidad.
El director destaca además la rapidez en la que todo sucedió. “La película cumplió muy pronto el rol de cuestionar. No llegamos ni al estreno y ya se había armado esa inmensa bola de nieve”, reflexiona con sorpresa.
En medio de esos ataques, en las presentaciones del Bafici algunas personas que pudieron ver la película le dieron a Turnes una devolución diferente. “Algunos ingenieros e ingenieras agrónomas se acercaron después de ver la película y me contaron que les gustó. Compartieron que habían sido alguna vez cómo el protagonista, pero ya no. Habían tomado conciencia y estaban intentando producir de otro modo”. También la Red Plurinacional de Pueblos Fumigados y otros actores sociales se manifestaron públicamente en repudio a esa campaña negativa de los defensores del modelo tóxico.
El viaje
¿Cuándo y por qué decidió abordar el tema? ¿Cómo llegó al tema? “Todo empezó cuando fui papá.”, responde Martín Turnes. “Mi hijo nació en 2013 y empecé a cuestionarme sobre los alimentos que consumimos. A leer y a enterarme que nuestra comida llega con agrotóxicos por el modo en que es producida. Y empecé a investigar y a informarme sobre lo que pasaba en los pueblos rurales. Me puse muy mal…. por lo que estamos comiendo y lo que se está plantando y aplicando en esos campos”.
Toda la película transcurre en el campo y en un pequeño pueblo del interior en dónde se irán tejiendo las distintas historias que recorren el film. “Quería hacer una temática documental pero encarada desde la ficción”, relata. Mientras masticaba esa idea, otros trabajos como realizador audiovisual lo llevaron a recorrer provincias y a filmar en zonas rurales. Allí un detalle le quedó resonando. “En los alambrados, en algunos campos, podes ver cartelitos colgados, la propaganda de la empresa de semillas (transgénicas) que ocupan esos predios. Allí empecé a intrigarme aún más por el modo en que se trabajan esos campos. A ver películas relacionadas. A leer sobre la ley de semillas”.
Y a tomar conocimiento, seguirá contando, sobre lo que sucedía en esas poblaciones. Lejos de las imágenes idílicas, lejos de los paisajes camperos bucólicos, en los pueblos rurales las consecuencias de ese modo de producir sobre los cuerpos pedían a gritos que alguien las contara, una invitación que el director de “El Agrónomo” no dejó pasar.
Romper el silencio. Contar en vez de callar. “En un pueblo chico, no solamente quienes trabajan directamente en un campo, sino todo, todos los rubros y comercios dependen mucho de esa actividad y entonces se calla. Hasta cuándo las personas afectadas van a atenderse a un hospital no les dicen la verdad. Hay gente que tiene que llegar a ser atendida en una ciudad para enterarse lo que les provocan esos agrotóxicos”.
Punto de vista
En la película, una de las pocas que abordan desde la ficción el tema de los pueblos fumigados con agrotóxicos, la elección del narrador es un hallazgo. ¿Por qué elige contar la historia desde un agrónomo? “Charlando con quien termino siendo el director de fotografía en la película, Danilo Galgano, empezamos a hablar de que el protagonista podía ser el ingeniero agrónomo. Está en el medio, en el lugar, y es el que toma la decisión de cuánto químico aplicar —y cuánto no— y dónde. Me pareció muy importante su rol y las implicancias de sus decisiones”, explica Turnes y además agrega que es una elección estética.
“A mí me gustan las películas de un único punto de vista. En las cuáles el espectador ve todo a partir de lo que ve el protagonista y nada más. Si hay cosas de las que el protagonista no se entera, el espectador no se entera. Y buscando quién podía contar la historia, —yo veía que todas las películas o la mayoría tenían como protagonistas a las víctimas directas de los agrotóxicos— surgió que fuera el agrónomo. Junto a su co-guionista, Marcelo Pitrola, también buscaban mostrar algo distinto, que no fuera una película solamente de denuncia, sino que intente meterse en el tema en su complejidad”.
El agrónomo, Gastón, es encarnado por el actor Diego Velázquez, que ya había trabajado con el director. “Entre mi película 'Pichuco' y 'El Agrónomo' dirigí una Historias Breves (el prestigioso espacio del Incaa) en el que Diego era protagonista. Filmando ese corto, no tuve dudas que era él la persona indicada”. La esposa en la peli, Ana (Valeria Lois), es una actriz que además de ser excelente actriz es muy amiga de Diego y esa química extra del conocimiento previo entre ambos es un gran beneficio para la película.
Todas las imágenes fueron rodadas en la localidad de Marcos Paz. “Todos los campos en los que filmamos se dedican a la producción con ese tipo de insumos”, cuenta el director Martín Turnes. “Sus dueños nos abrieron las puertas sabiendo que era para hacer esta película y nos facilitaron escenas que yo creí iban a ser muy difíciles de lograr, ejemplo el mosquito que pulveriza. Entendería que lo hicieron porque si bien no tienen los agrotóxicos fuera de sus campos, sí tienen una gran conciencia sobre el tema”.
Basta de agrotóxicos (en rima)
La voz de la denuncia existe. En la enfermedad de quién es la víctima, caracterizada en la película en la piel de una amiga de Vera, la hija del agrónomo. Y también con las rimas del resto del grupo de amigos de Vera, quienes reunidos en un grupo de freestyle, expresan su mensaje sobre la importancia del cuidado del ambiente y de lo dañino de los agrotóxicos. Cuentan y le muestran al ingeniero agrónomo lo que no puede o no quiere ver.
“Soy la revolución, de una generación, en regeneración. En proceso de expansión. Te traigo una revelación con esta canción”, rapea la pibada.
“Vera, la hija del agrónomo (Ángeles Zapata) y Cimarrón (Lautaro Zera), el novio y rapero 'líder', y casi todos los adolescentes protagonistas de la historia salieron de un casting enorme que se hizo en Capital y también en Marcos Paz, que es en dónde filmamos la película”, explica.
La amiga, Isa (Alfonsina Videla Benzo), que es quién se enferma, ya había trabajado previamente con el director. “Ella protagonizó uno de mis primeros cortos, “Pasamontañas”. En esa peli tenía sólo 9 años. Cuando pensé este personaje rápidamente pensé en ella. Un reencuentro después de casi quince años en un set”, cuenta Turnes sin ocultar su emoción.
El Agrónomo y la invitación a debatir
—¿Le afectaron los ataques que sufrió la película?
—En este contexto que estamos viviendo, de ataques constantes a la cultura y en particular al cine, no fue sorpresivo el ataque que recibió la película en las redes sociales. Sin embargo, la intensidad fue impactante; durante varios días recibimos una cantidad abrumadora de comentarios negativos y agresivos, con cifras incorrectas, muchas mentiras e infamias. De alguna manera, hicimos la película para poner en vidriera una temática que creemos necesita ser discutida, hablada y escrita. Creemos que estos ataques ocurrieron porque El Agrónomo tiene un mensaje potente, que ciertos sectores rurales conservadores consideran conveniente atacar para intentar anular. Para nosotros, esto es positivo, un objetivo cumplido.
—¿Que prevén hacer si, ante el estreno, vuelven las agresiones?
—Frente a cualquier ataque, nuestra respuesta es invitar a la gente a ver la película. Ahora en junio, participa en el Finca, y a partir del 1 de agosto, se estrena en el Cine Gaumont y en cines de todo el país, especialmente en las provincias donde el agronegocio es muy fuerte. No queremos que se queden solo con la sinopsis, el afiche o el tráiler, ya que trabajamos durante muchos años para presentar este tema tan complejo sin ser panfletarios ni dogmáticos. Creemos en el poder del cine para abrir diálogos y generar conciencia. Por eso planeamos debates y mesas redondas después de las proyecciones, para discutir y reflexionar sobre los temas planteados en la película. Queremos crear un espacio donde todas las voces sean escuchadas y buscar soluciones sustentables y justas. Sabemos que será un desafío, pero estamos comprometidos a llevar este mensaje a cada rincón del país.
Cine para cambiar el mundo
¿Qué no puede faltarle a alguien que quiere hacer cine y contar una historia? El director de El Agrónomo toma el guante: “Los últimos años, antes no sé si era tan consciente, creo que alguien que hace cine tiene que tener conciencia social”. También “tomarse ese trabajo, lo que cuenta, con seriedad”, remarca Turnes quién empezó a pensar el proyecto en 2016 y empezó a escribir algunas cosas, la semilla de “El Agrónomo”, en 2017.
“La investigación previa es clave”, volverá a repetir. “Todo lo que contamos en la película pasa. Durante el rodaje, por ejemplo, pasamos por una escuela que tenía carteles denunciando los agrotóxicos y pidiendo que no la fumiguen”, asegura.
Porteño. Nacido y criado en la ciudad es consciente que se metió en un mundo que no es tan cercano a él y a su realidad directa. Y, ante eso, el compromiso de rigurosidad se agiganta —dará a entender— mientras asegura estar muy contento con el resultado final.
Sobre qué espera que suceda con la obra, no duda: “La película plantea la temática y busca que te quedes pensando sobre el mundo en el que vivimos. Que la peli logre eso ya sería bastante y creo que ya está pasando. Que se hable de la película ya es algo positivo y ahora me gustaría que la vea la mayor cantidad de la gente posible “de un lado y del otro del silo bolsa”, grafica. La invitación está hecha.