Movimiento Campesino de Córdoba: el arraigo rural y la soberanía alimentaria como bandera
noviembre 22, 2022
Sección: Territorios
El MCC celebró dos décadas de resistencia y construcción territorial en un congreso provincial que reunió a 370 delegados y delegadas. Tras el encuentro, define los logros y las políticas públicas necesarias para fortalecer la agricultura familiar, sector que produce alimentos sanos y protege el ambiente.
Congreso Movimiento Campesino de Córdoba
Foto: Movimiento Campesino de Córdoba

Opinión

Por Movimiento Campesino de Córdoba

Estamos asistiendo a una crisis alimentaria y ambiental que nos atraviesa como humanidad y tiene, entre sus principales causas, la concentración en todos los eslabones de la cadena de los alimentos y el avance del capital financiero y la especulación como moneda de cambio en la producción agropecuaria. El agronegocio parece ser la única posibilidad de pensar lo agrario. Solo unas pocas empresas se han enriquecido a costa de la destrucción de nuestros bienes naturales, el desalojo de millones de familias del campo y el aumento desmedido de los precios de los alimentos. Este modelo de producción ha fracasado y es urgente su transformación profunda. Y no podemos esperar soluciones de quienes nos han llevado hasta aquí. Córdoba no es ajena a esta crisis y el gobierno de la provincia la profundiza con políticas diferenciales para el campo rico y exportador del sur cordobés. Tras cartón, y como ocurre desde hace décadas, la pobreza crece en las periferias de nuestros pueblos y ciudades.  

Ante este escenario, no hay dudas: las familias campesinas y trabajadoras en los pueblos son y serán parte de la solución, en la medida en la que se les reconozca como productores y productoras y se fortalezcan las unidades productivas y las experiencias de distribución y comercialización de alimentos, que se vienen desarrollando de manera organizada desde hace años. La agenda de la agricultura familiar campesina-indígena sigue demandando con urgencia la necesidad de políticas públicas integrales, que tiendan a transformar las desigualdades estructurales que existen entre el campo de la agricultura industrial y el campo diverso que alimenta.

Con ese objetivo, el pasado 12, 13 y 14 de noviembre el Movimiento Campesino de Córdoba (MCC) realizó su Congreso provincial para poder retomar los principios de lucha que hace más de 20 años supo construir colectivamente con comunidades y parajes rurales del noroeste Córdoba. Con la participación de 370 delegados y delegadas, el Congreso se realizó en Villa de las Rosas (Traslasierra). La actividad cerró el lunes 14 con una histórica movilización por las calles de la ciudad de Villa Dolores, en el oeste provincial, con la soberanía alimentaria y el arraigo rural como bandera.

Congreso Movimiento Campesino de Córdoba
Foto: Movimiento Campesino de Córdoba

Políticas públicas para el movimiento campesino   

Son necesarias políticas territoriales que permitan el acceso a la tierra para la producción de alimentos. En este sentido, en nuestra provincia debe realizarse un ordenamiento territorial que asegure la posesión ancestral de quienes abastecen de alimentos a pueblos y ciudades, que reconozca diferentes usos de la tierra como la trashumancia, y que controle el avance desmedido del agronegocio y el negocio inmobiliario en zonas rurales y áreas periurbanas. Ordenamiento que permitan dar los primeros pasos en la construcción de las Áreas Campesinas para la Soberanía Alimentaria.

Las políticas de salud instrumentadas para las comunidades campesinas no son suficientes. Es urgente una política de salud nacional, provincial y municipal que atienda las necesidades de las comunidades campesinas. Es fundamental que se reconozca la importancia del rol de las y los promotores de salud, la construcción comunitaria de la salud; y el reconocimiento económico de su trabajo voluntario.

También es urgente que las políticas públicas para mujeres y diversidades sexuales existentes lleguen a los territorios del interior profundo de Córdoba. El acceso al derecho de la educación secundaria, profesional y superior en la ruralidad, también demanda premura. 

Además, son necesarias políticas para el mejoramiento de la producción ganadera y hortícola diversificada que garantizan las familias campesinas, que permita desarrollar y aumentar su volumen, y mejorar su rendimiento. Acciones que debe impulsar el Estado porque de esta manera se fomenta el arraigo rural, se generan puestos de trabajos para jóvenes en zonas donde la precarización e inestabilidad laboral es la regla. 

Este fortalecimiento de la producción tiene que estar acompañado del fomento de canales de comercialización que desarrollen el comercio justo, el vínculo directo entre productores y consumidores. Estrategias que democratizan el mercado de los alimentos, que abastecen de alimentos de calidad a precios accesibles y que las organizaciones campesinas como el MCC, entre otras, tienen la experiencia para aportar en un trabajo mancomunado con el Estado (en sus diferentes niveles). 

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Foto: Movimiento Campesino de Córdoba

Leyes pendientes para la agricultura familiar campesina e indígena

Hablamos de políticas de Estado que deben sostenerse en el tiempo y que tienen, necesariamente, que contar con presupuesto que permitan planificar este desarrollo. Quizás un instrumento para esto sean la Ley 27.118 de “Reparación Histórica de la Agricultura Familiar Campesina Indígena”, aprobada en el Congreso de la Nación a finales de 2014, y la Ley Provincial 28.981 de “Desarrollo Integral de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena de Córdoba”, que se promulgó en 2019. 

Resulta que aún ambas leyes están sin reglamentarse y, por lo tanto, no tienen asignado recursos para su ejecución. Leyes que, además de la urgencia de su reglamentación, deben actualizarse e incorporar la mirada del feminismo campesino y popular, valorizando el rol protagónico de las mujeres y disidencias en la reproducción de la vida en el ámbito rural.

El desafío para los pequeños productores del noroeste de Córdoba sigue estando en fortalecer su organización provincial, sus alianzas locales y nacionales para seguir exigiendo el derecho a una vida digna en el campo. Esa resistencia territorial, que ha tenido avances significativos, se sigue sosteniendo en la producción de alimentos que logren dar de comer a nuestros pueblos sin dañar nuestro territorio. Camino obligado para conquistar la soberanía alimentaria.

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