«Los alimentos no son una mercancía»
mayo 31, 2021
Sección: Agroecología
Desde el Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe (Maela) afirman que la agroecología brinda herramientas para fortalecer otro modelo agropecuario, en manos de campesinos, indígenas y agricultores familiares. Señalan los pasos adelante del Gobierno, pero también marcan los retrocesos. Críticas a la posición de Argentina en la ONU, donde la Cancillería se alineó con el agronegocio.
Los alimentos no son una mercancia
Foto: Lina Etchesuri

Por Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe

La agroecología es un nuevo paradigma que tiene múltiples dimensiones: político, económico, social, ambiental y cultural. Es en estas dimensiones donde se plantea la transformación de la sociedad neoliberal, modelo que ha llevado a la destrucción del ambiente, con la contaminación de la tierra y el agua, la deforestación y el extractivismo minero.

El mismo extractivismo que contribuye con las grandes sequías, las inundaciones y las modificaciones del clima. También provoca la destrucción de los lazos sociales, fomentando la desigualdad, la pobreza y el individualismo.

Por contrapartida, desde hace muchos años sostenemos que el hambre, la malnutrición y la desnutrición sólo pueden ser revertidos por medio de la agroecología, con políticas públicas de inclusión y desarrollo. En el mismo sentido, defendemos el acceso a una alimentación de calidad, acorde a las culturas, como un derecho fundamental. Son los pueblos los que deben decidir cómo y dónde producir, sin tener que estar sometidos a las influencias del mercado, que responde a los intereses de las grandes corporaciones.

Entendemos a la agroecología como un modo de percibir, reflexionar y actuar en nuestra realidad agraria, a partir de lo cual perseguimos el fin de integrarnos nuevamente a la naturaleza. Buscamos volver al equilibrio a partir de establecer y enriquecer flujos, ciclos y relaciones permanentes entre los componentes de los agroecosistemas, con el cosmos y la sociedad en la cual vivimos.

También creemos que, para producir los alimentos, se necesitan políticas publicas integrales que defiendan el acceso a la tierra y el agua, sin contaminación, de campesinos y campesinas, indígenas y agricultores familiares. Y para garantizar el acceso a esos alimentos de calidad el Estado, en sus distintos niveles, debe promover el agregado de valor en el territorio, las ferias y mercados de cercanía, administrados por las organizaciones y comunidades que los producen.

A nivel internacional, a las organizaciones nos llevó mucho tiempo, esfuerzo y trabajo lograr que en algunos sectores de la FAO y de la ONU hablaran de la agroecología y comenzaran a considerarla como una posibilidad. Lamentablemente los capitales económicos concentrados manipulan al poder político y la agroecología pasó a ser un “riesgo” para el sistema. Comenzaron a buscar diversas formas para vaciarla de contenido, con la complicidad y el apoyo de algunos gobiernos.

En ese contexto, hace pocos meses vimos con entusiasmo como el actual Gobierno creó la Dirección Nacional de Agroecología. Sin embargo, también constatamos que el delegado argentino en la ONU tomó partido por el agronegocio, por el mismo sector que impulsó la nefasta “revolución verde” a mediados del siglo pasado, y cuyo fracaso ya ha sido ampliamente demostrado. Se trata del mismo sector empresario que intenta imponer la agenda y los intereses de la agroindustria en la próxima Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios.

Las organizaciones y movimientos sociales seguimos de pie en la lucha en defensa de los territorios y demostrando que la agroecología es el camino para transformar y restaurar el daño que estos modelos capitalistas han causado a la humanidad y a nuestros bienes naturales comunes.

Desde Maela afirmamos que solamente el pueblo organizado y movilizado puede ponerle límite al interés desmedido de los grandes terratenientes, las mega empresas, el capital concentrado y lograr incidir en el poder político.

Sabemos que existen tensiones en los territorios y que la lucha es muy larga, pero como nos enseñaron nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo: la única lucha que se pierde es la que se abandona.

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