Varios hechos significativos fueron los que motivaron a su autor a dar forma y publicar a modo de ensayo “Avelino Bazán y su ser indio”, en medio del contexto de la pandemia de Covid-19. Uno de ellos fue el anuncio de cierre del complejo minero de El Aguilar en noviembre de 2020. Allí emerge inevitablemente la figura de Avelino Bazán y el debate sobre la actividad minera, muy controversial en estos tiempos de crisis sistémica.
El ensayo invita a recuperar otras memorias de un pueblo donde siempre hubo organización y resistencia, a partir de su propia identidad Kolla.
Wayra Enrique González recuerda que la memoria histórica de su pueblo está cargada de acontecimientos que se recrean en momentos relevantes. Nada comienza de cero, sino que continuamente sintetizamos nuestros procesos históricos sumando el aprendizaje coyuntural. Esto es lo que el autor quiere rescatar de los propios aconteceres históricos muchas veces negados. Las clases o los sistemas dominantes siempre buscaron la forma de borrar las luchas colectivas o invisibilizar a nuestros dirigentes históricos como Avelino Bazán, empleando discursos falaces o, en el peor de los casos, a través de la indiferencia.
Avelino Bazán comienza a trabajar en 1947, a los 17 años, en el Molino de la Compañía Mina Aguilar. Once años después será elegido secretario general del Sindicato de Obreros de Mina Aguilar (SOMA) y, al año siguiente, en 1959 será elegido secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA). Como dirigente sindical logró la unidad y la organización para convertir al sindicato en un espacio social fraterno, sumando a mujeres y al pueblo de El Aguilar a la lucha sindical minera.
La imagen de Avelino, cuya figura asoma en las rebeliones mineras de 1960 y 1970, siempre estuvo presente en las luchas de los conflictos mineros de estos tiempos. Nos legará a través de sus libros “Voces del socavón” y “El por qué de mi lucha”, su perfil de dirigente minero, su sensibilidad social e identidad cultural. Para Wayra Enrique González solo un indio puede describir las vivencias propias y manifestaciones culturales de su pueblo, y así lo refleja Avelino en su escrito “Voces del socavón”.
Para un dirigente íntegro como Bazán, entendiendo sus vivencias y contradicciones, el dirigente minero no está ni delante ni detrás de su pueblo, sino en medio de él. No considera a su gente como un objeto, sino que asume vivir como parte de sus vidas, afirmando su ser histórico, político gremial, donde asoma también su identidad Kolla.
La lectura de dichos textos van a acompañar al autor de este ensayo en su proceso de búsqueda y evolución histórico política, acercándose a una cosmovisión andina, a un “cosmosentir”, a un ser unificado a la tierra. Quizás por eso sea más acertado emplear “cosmosentimiento” (a cosmovisión), dirá el autor refiriéndose a que en su propia cultura “no vemos con los ojos de la razón”, sino que “percibimos con los ojos del sentimiento”.
La visión de Avelino Bazán respecto al modelo de país era crítica, ya que sostenía que los gobiernos nacionales no tenían una política minera definida, en consecuencia, no valoraban la importancia estratégica que jugaban los minerales en el desarrollo independiente del país.
En la actualidad, la matriz de explotación del sistema capitalista es la misma que hace 500 años, aplicando todo tipo de método opresivo hacia los pueblos originarios, como la esclavitud en las minas, como sucedió con la Encomienda y la Mita. Hoy se habla del extractivismo, es decir, la destrucción de grandes extensiones de territorio para explotar los bienes naturales de manera intensiva y así comercializarlos sin mayor proceso, a los países más industrializados.
Esta es la lógica que mueve a empresas ya instaladas y otras que de una manera voraz quieren instalarse en territorios donde comunidades viven desde tiempos inmemoriales en armonía con su entorno. La reflexión o la discusión consiste en cómo nos pensamos o proyectamos, en estos tiempos en crisis, siendo la economía una realidad desafiante y un reto urgente el de cuidar la naturaleza del ambiente amenazado y destruido por emprendimientos saqueadores. Nuestros territorios son importantes porque allí es donde acontecen nuestras vidas, no podemos escapar a la degradación de los mismos. La única manera es la acción directa contra la contaminación y la explotación de mano de obra. Acción directa contra sus proyectos a corto plazo y un cambio radical en nuestras maneras de ser en nuestros territorios a largo plazo.
La minería no es la única forma de producción, sino que hay otros recursos y los habitantes de estos territorios tienen el derecho a decidir qué producir, como también a evaluar si los beneficios de este modo de producción pesan más que el daño ambiental provocado.
Para Wayra González es imprescindible la concreción de un autogobierno territorial como Pueblo Nación Kolla controlando los sistemas de producción. La lucha de los mineros de El Aguilar en la actualidad, como expresión de una resistencia legada, hay que transformarla en “protesta de política permanente reivindicativa”, defendiendo firmemente nuestra Pachamama.
El sistema se esforzó y se esfuerza por mercantilizarlo todo, despojando de toda conciencia de lucha y reivindicación obrera jugando con la necesidad, justo en los momentos de crisis sistémica (ambiental, económica, social y política). El actual gremio genera una resistencia al cierre de la producción minera del complejo de El Aguilar, a la vez que sostiene que no hay tal agotamiento de materia prima, y propone una alternativa para seguir produciendo bajo el mandato y el control obrero Kolla. La experiencia existe, solo es cuestión de una definición del estado nacional y provincial.
Sobre el final, el autor invita e interpela a su propio pueblo implicado en esos territorios, abriendo estos interrogantes a la sociedad toda: “¿Será el tiempo de recuperar nuestro estatus político, que contemple nuestras formas de organización y de generar nuestro sustento económico, basado no en la acumulación ni la destrucción de nuestra Pachamama? ¿Será este el momento histórico de recuperar un posicionamiento de resistencia, valorarnos y hacernos respetar como sujeto político para discutir de igual a igual con los que promueven el extractivismo, tanto empresas como los organismos estatales, que están muy lejos del sentir y de los intereses del pueblo?”
*Wayra Enrique González nació en la Mina El Aguilar (Jujuy). Cursó estudios en filosofía y teología. De origen Kolla, acompaña a comunidades originarias de la Puna, Quebrada y Valles, impartiendo talleres desde una cosmovisión indígena, reivindicando la lucha y defensa de los territorios Kollas.
**Para acceder a “Avelino Bazán y su ser indio”, editado por Anguloplata, escribir a [email protected]