Tierras raras: nuevos elementos en el tablero extractivo global
octubre 7, 2025
El gobierno de Javier Milei avanza en un "salvataje" inédito con Estados Unidos, sin explicitar las condiciones. Las denominadas “tierras raras”, elementos clave para la industria de la “transición energética”, son un posible objetivo geopolítico. Argentina tiene reservas en varias provincias, una breve experiencia de explotación y una causa judicial por contrabando contra Minera Alumbrera. La actividad en otros países muestra los impactos socioambientales negativos.
Reunion de los presidentes de Argentina y EEU, Milei y Trump. Tierras raras en Argentina.
Foto: argentina.gob.ar

Por Ana Chayle

Como si se tratara de un regalo, funcionarios nacionales se deshicieron en agradecimientos y elogios hacia el gobierno de Estados Unidos y al presidente Donald Trump, tras los anuncios de un salvataje financiero para aplacar la crisis cambiaria argentina de cara a las elecciones legislativas. Más allá de la cercanía ideológica del presidente Javier Milei con su par norteamericano, el rescate prometido no será gratis. Aunque no hay información oficial, la sospecha es que una de las condiciones sería el control de los yacimientos de tierras raras en Argentina. Este grupo de minerales son considerados críticos por su rol en la llamada transición energética, las tecnologías digitales y la industria militar.  

La sospecha no es descabellada. Hasta el momento, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, habló de un swap —un intercambio de monedas— por 20.000 millones de dólares para fortalecer las reservas del Banco Central. Las negociaciones continuaron con una visita del ministro de Economía, Luis Caputo, a la Casa Blanca y seguirán con la visita del presidente Milei, que será recibido por Trump en el Salón Oval. Todos esas señales norteamericanas se dan en el marco de una pulseada entre Estados Unidos y China por el dominio de minerales críticos, y en un escenario en que el país asiático tiene una avasallante predominancia en la explotación, procesamiento y mercado de tierras raras. 

En medio del torbellino informativo sobre las finanzas y la nueva deuda —oculta bajo el eufemismo del “rescate”—, vale preguntarse: ¿Qué son las tierras raras? ¿Cómo se extraen? ¿Con cuáles consecuencias? Y, fundamentalmente, ¿con qué costos para los territorios y quienes los habitan?

Tierras raras: el nuevo botín de una guerra fría extractivista

Las llamadas tierras raras son un conjunto de 17 minerales que poseen propiedades físicas similares: eléctricas, magnéticas, espectroscópicas y térmicas. Quince de esos minerales pertenecen al grupo de los lantánidos (una de las clasificaciones de la tabla periódica), con denominaciones que no han tenido demasiada prensa: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio. Los otros dos minerales, itrio y escandio, se incluyen en el grupo de “metales transicionales”, caracterizados por sus propiedades como conductores de la electricidad y el calor. 

Aunque la etiqueta de “raras” connota escasez, lo cierto es que algunos de estos minerales superan en cantidad o se igualan con otros más conocidos. Por ejemplo, de los Elementos de Tierras Raras (ETR), el cerio es proporcionalmente el más abundante en la corteza terrestre. Se halla en una proporción de 43 partes por millón. Lo siguen el lantano y el neodimio, en proporciones de 27 y 20 partes por millón, respectivamente. Minerales más conocidos como el cobre y el litio se encuentran en 27 y 17 partes por millón cada uno. 

Tierras raras en Argentina.
Foto: Depositphoto

En todo caso, la “rareza” estaría asociada con la dificultad de hallar estos minerales en concentraciones suficientemente altas, de modo que su extracción sea rentable para las empresas. Otro problema a nivel económico y técnico es que estos minerales suelen hallarse juntos en las rocas y es difícil separarlos. De allí que la búsqueda de yacimientos donde estos minerales se encuentren en abundancia y concentración se ha convertido en la nueva carrera de una guerra fría, que sólo tuvo fin en los libros de historia. 

La función más promocionada de las tierras raras está vinculada con las energías renovables. Se utilizan, por ejemplo, para la fabricación de imanes permanentes, que transforman la energía mecánica en energía eléctrica y funcionan como generadores de turbinas eólicas y motores de vehículos eléctricos. También se emplean en pantallas LED y LCD, discos duros, cables de fibra óptica, satélites y sistemas de comunicación digitales. Menos conocida es la necesidad de tierras raras para la fabricación de aviones y misiles.

El tablero global de tierras raras

La creciente demanda de tierras raras ha convertido estos minerales en un botín de guerra. “La oleada que se vive de proyectos mineros en el Sur Global se inserta en una disputa económica de las potencias del Norte Global, principalmente bajo las tensiones geopolíticas entre el bloque Estados Unidos-Unión Europea y China”, opina Javier Arroyo Olea, integrante del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), con base en Chile, y co-autor del libro Una defensa de cerro a mar. La lucha de Penco contra la minería de tierras raras: la otra cara de la transición energética.

El país norteamericano fue el primer proveedor mundial de tierras raras, a partir de la década de 1950, con la explotación del yacimiento Mountain Pass, en California. Esta es la única mina operativa de tierras raras con la que cuenta Estados Unidos. En la década siguiente, China comenzó la explotación del mayor yacimiento de tierras raras del mundo: Bayan Obo, en la región de Baotou, en Mongolia. En 2019, sólo las extracciones de este depósito representaron el 45 por ciento del total de tierras raras a nivel global

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), China lidera el ranking de principales proveedores de esta materia prima. En 2022, extrajo el 70 por ciento del total mundial. Lejos en el podio, lo siguieron Estados Unidos con el 14,3 por ciento y Australia, con el seis por ciento. También China es el país que acapara el procesamiento de tierras raras, con un 87 por ciento. 

En el mapa mundial, la USGS calcula que las reservas de tierras raras ascienden a 120 millones de toneladas métricas. De este total, China posee la mayor parte: 44 millones de toneladas métricas. Le siguen Vietnam, Rusia y Brasil, con cantidades que rondan las 20.000 toneladas métricas. 

La fiebre por las tierras raras parece no tener tope. Entre 2000 y 2020 la extracción de estos minerales aumentó un 300 por ciento y la Agencia Internacional de Energía (IEA) calcula que aún debería multiplicarse por diez para 2030, a fin de cumplir con los objetivos de neutralidad climática. 

Laura Richardson (entonces jefa del Comando Sur de EEUU) en una visita a Argentina en abril de 2024. Tierras raras en Argentina.
Foto: Casa Rosada

En este escenario marcado por el liderazgo chino, Estados Unidos no ha ocultado su intención de ganar terreno para reducir la brecha. Aquí se inscribe, por ejemplo, el apoyo norteamericano a Ucrania en la contienda bélica con Rusia. A cambio, el gobierno de Trump se aseguró la explotación conjunta de minerales en territorio ucraniano. El dato no es menor: Ucrania posee cerca de 10.000 yacimientos con 95 minerales con valor en el mercado. 

También Argentina está en la mira de Estados Unidos. En enero de 2023, Laura Richardson, la entonces jefa del Comando Sur del país norteamericano, reconoció sus intereses en los recursos de esta región y lo ratificó en una visita a la Argentina en abril de 2024, cuando valoró “todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras”. En la misma alocución había atacado el interés de China en nuestro territorio. En agosto de ese mismo año, el gobierno argentino y el estadounidense firmaron un Memorándum de Entendimiento sobre Cooperación en Minerales Críticos, con el objetivo de “fortalecer la cooperación entre los participantes en materia de cadenas de suministro de recursos minerales críticos”. 

Por si faltaran más señales, un par de días después de la reunión en la que Trump habría asegurado su apoyo financiero a Milei, el ministro Caputo agradeció un nuevo préstamo al Banco Mundial y afirmó que “el paquete se enfocará en motores clave de competitividad: desbloquear la minería y los minerales críticos”, entre otros ítems. 

Tierras raras en Argentina

Un informe del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar) localiza yacimientos de tierras raras en las provincias de Jujuy, Salta, San Luis y Santiago del Estero. También señala la presencia de rocas magmáticas en Valle Fértil, San Juan, que aún no fueron evaluadas. Córdoba y Buenos Aires también aparecen en el mapa de tierras raras. La Plataforma Continental Argentina no escapa a este sondeo, donde se han identificado concentraciones de estos minerales. En varios de los yacimientos consignados las tierras raras están asociadas con torio y uranio, ambos radioactivos. 

El mismo documento expone que la única “producción reportada” de tierras raras se dio en Valle Fértil, entre 1954 y 1956. El informe no hace mención a la extracción y exportación no declarada que le valió a Minera Alumbrera (de las multinacionales Glencore, Goldcorp y Yamana Gold) el inicio de una causa judicial por contrabando de 19 minerales, de los cuales siete pertenecen al grupo de las tierras raras (cerio, lantano, lutecio, escandio, terbio, itrio e iterbio). Los minerales restantes que la empresa exportaba por debajo de la mesa fueron cromo, titanio, circonio, cobalto, cesio, hafnio, columbio, níquel, tantalio, torio, uranio y tungsteno, también considerados críticos o estratégicos. 

La causa contra Minera Alumbrera fue iniciada, en 2010, por los geólogos Miguel Gianfrancisco y Guillermo Amílcar Vergara, de la Universidad Nacional de Tucumán, a raíz de un estudio en la zona del oeste catamarqueño donde, por entonces, se desarrollaba el primer proyecto de minería a cielo abierto del país. La denuncia no levantó demasiado revuelo hasta que, en 2021, la investigadora y ex diputada Alcira Argumedo calculó que la empresa evadía el pago de más de ocho mil millones de dólares por año. Mientras el Poder Judicial se toma su tiempo para investigar la denuncia, la corporación trasnacional —que declaró el fin de sus operaciones en 2022— se prepara para explotar oro, cobre y molibdeno con el proyecto MARA (Minera Agua Rica-Alumbrera) en la misma zona minera. 

Fachada verde para sostener la vieja fórmula de la megaminería

Al suscribir el Acuerdo de París, 194 países se comprometieron a aunar esfuerzos para contrarrestar los efectos del cambio climático y reducir el calentamiento global. En este contexto, cobró fuerza el concepto de “transición energética”, que plantea la sustitución de energías fósiles por las llamadas energías “verdes”, como la eólica y la solar, y el reemplazo del parque automotor a base de combustibles fósiles por vehículos eléctricos. 

Sin embargo, los discursos sobre transición energética, plagados de palabras como “descarbonización”, “energías verdes” y “energías limpias”, esconden la necesidad imperiosa de minerales que implican su explotación y procesamiento a gran escala y, con ello, el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, esas propuestas no discuten el modelo de consumo, la responsabilidad de los países (y personas) más ricos del planeta y su sostenibilidad.  

Arroyo Olea, en diálogo con Tierra Viva, opina que detrás del interés por las tierras raras anida el objetivo de "darle proyección a una transición energética de carácter corporativa" y señala que su objetivo es "mercantilizar la crisis climática, con tal de sostener un modelo de explotación y consumo, actualmente desatado, al alero del extractivismo". 

Una excavadora carga camiones con tierras raras en una mina en el condado autónomo Hani de Mojiang, ciudad de Simao, provincia de Yunnan, en el suroeste de China, el 18 de marzo de 2008.
Foto: Zhang Wei / Depositphoto

Para el biólogo, filósofo e investigador Guillermo Folguera, se trata de "un gran negocio" y, como tal, "tiene que asumir algún tipo de retórica o discurso que lo apoye y lo fundamente". Para Folguera el mercado se apropió de la necesidad de "pensar alternativas al escenario actual y el mote que le dieron es el de la 'transición energética'". Las propias corporaciones mineras utilizan eslóganes para posicionarse en el imaginario colectivo como "sustentables" o "amigables con el ambiente", a la vez que explotan territorios y calculan ganancias.

La minería a cielo abierto es el método privilegiado para la extracción de tierras raras en depósitos minerales que no superen los 150 metros de profundidad. El método es el mismo que aplicó Minera Alumbrera en Catamarca y que se aplica en Veladero (San Juan): voladuras con explosivos, remoción y transporte para su procesamiento. La minería subterránea, que combina perforaciones y voladuras para la apertura de túneles, es otro método empleado para la extracción de tierras raras. 

Tierras raras en Argentina.
Foto: Istock

También el procesamiento de estos minerales responde a métodos que ya tienen historia en nuestro país: trituración, molienda y lixiviación (un proceso de separación de los minerales mediante el uso de químicos y tóxicos). A través de este método, los Elementos de Tierras Raras (ETR) se transforman en Óxidos de Tierras Raras (OTR), que es la forma en que se utilizan en la industria. El empleo de grandes cantidades de agua y el alto consumo de energía eléctrica están presentes en la extracción y procesamiento de estos minerales.

Así como la minería a gran escala no es nueva en Argentina, tampoco lo son las consecuencias ambientales, sociales y económicas que acarrea. Andalgalá, en Catamarca, y Jáchal, en San Juan, pueden dar cuenta de eso. No muy distintos son los impactos de la minería de tierras raras.

Investigaciones sobre extracción de tierras raras señalan contaminación química, alteración y acidificación de los suelos, emisiones de gases y contaminación del agua entre los principales impactos en el ambiente. Como ejemplo, en una mina china, la producción de cada tonelada de óxidos de tierras raras generó 60.000 metros cúbicos de gases residuales, 200 metros cúbicos de agua acidificada y 1,4 tonelada de desechos radiactivos. 

A nivel sanitario, en Bayan Obo, China, se reportaron enfermedades como la fluorosis (deformación de las articulaciones, huesos y columna vertebral) y la “enfermedad de la serpiente”, una decoloración de manos, pies, rostro y genitales por intoxicación severa con arsénico. 

Más extractivismo, más resistencia

Aunque con otro nombre, la explotación y procesamiento de tierras raras supone un capítulo más del extractivismo que ya impera en buena parte del globo, arrastrando como consecuencias “una enorme depredación social, ocupación territorial, sobreconsumo de bienes comunes, pérdida de la matriz productiva, aumento en la dependencia y, obviamente, contaminación química”, enumera Folguera. En un contexto en que los partidos políticos dominantes sostienen el modelo extractivista, reflexiona, las alternativas deben surgir de las propias comunidades

En la región chilena del Biobío, los habitantes de Penco resisten hace una década. La ciudad chilena se ha convertido en el centro de “intereses empresariales y estatales en beneficio de la minería de tierras raras”, describe Arroyo Olea. Allí se han tramitado cinco permisos ambientales para la explotación de estos minerales y todos han sido frustrados “por la resistencia de comunidades y organizaciones”. Actualmente, es la empresa minera Aclara, de origen canadiense, quien se encuentra a la caza del permiso para explotar tierras raras en Penco y también en Brasil. 

En medio de la carrera por el control de las tierras raras y otros minerales estratégicos, se vuelve urgente habilitar la discusión sobre para qué y para quién es la transición energética que se postula, al menos en los papeles, como nueva meta. Un punto de partida, propone Folguera, es plantearnos “la pregunta política por excelencia: cómo queremos vivir”. 

Yacimiento de Mountain Pass en California (EEUU) que procesa tierras raras desde 1950.
Foto: Tmy350 - Wikipedia
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