Por Diego García Ríos
Existe una mirada unívoca y hegemónica sobre Argentina que intenta mostrarla de modo más o menos uniforme: hacia afuera, como un polo futbolístico, turístico, gastronómico y cultural; puertas adentro, como un país agrario que depende de sus exportaciones, muy pendiente de su centralismo porteño y donde prima una rosca política bipartidista que se alterna en el poder. El origen de estos discursos enraíza en la historia y proviene de los diferentes sectores dominantes cuyas voces poseen eco en los principales medios de comunicación.
Analizar nuestro país en tanto geografía, sin embargo, significa entenderlo como un entramado de realidades en permanente conflicto. Es pensarlo como un conjunto de territorialidades superpuestas y contradictorias, es identificarlo como un collage ambiental donde se mixturan extractivismos y producciones agroecológicas, economías de capitalismo rapaz con alternativas solidarias y justas.
Cualquier persona que se adentre en la Argentina profunda podrá dar cuenta de que la realidad es más compleja que la que se nos muestra en la agenda mediática y es por ello que, como grupo de geógrafos/as que vivimos en lugares distantes, nos hemos reunido para intentar ayudar a comprender estas situaciones.
Esta producción –independiente y autogestionada– es el resultado de muchos años de necesidad colectiva por generar una geografía que esté comprometida con la generación y reproducción de miradas actualizadas, intentando mostrar que nuestra disciplina ya no se encarga de memorizar ríos, montañas y capitales, sino que busca hacer foco en el análisis espacial de las realidades. Tenemos la suerte de poder cubrir una diversidad temática que comprende lo económico, lo político, lo urbano, lo rural, lo ambiental y lo cultural. Cada capítulo pertenece al campo de acción de sus autores/as y es el resultado de muchos años de investigación con cada tema específico.
El libro tiene una columna vertebral que se estructura a partir de dos conceptos transversales que les dan coherencia a los capítulos y le ofrecen identidad al perfil de la propuesta: el mosaico de territorialidades que se constituye a partir de las diferentes políticas, racionalidades, conflictos y disputas entre actores sociales; y las formaciones ambientales que se generan en cada uno de los espacios analizados y que son el resultado de las geografías en disputa.
“Argentina: entramado de geografías en disputa” propone entender al territorio como un concepto móvil y dinámico que, lejos de la amplia expresión “territorio argentino”, apunta a visibilizar un sinnúmero de territorialidades que son producto de las acciones de los sujetos que las habitan.
Esa perspectiva nos permitió dar cuenta de la lógica en que el famoso mapa escolar de Argentina ha sido confeccionado para formar ciudadanía en la escuela al servicio de un Estado monolítico que, como muestra otro de los capítulos, ha negado sistemáticamente las lógicas de territorialidad originaria que, hasta hoy, todavía son reprimidas. También nos posibilitó entender a las islas Malvinas como un enclave geopolítico que es objeto de disputa, alejándonos de la mirada nacionalista y romántica que todavía impera sobre ellas.
Si hablamos de territorialidades dominantes, analizamos el accionar de las empresas automotrices que se establecen en el país, develando sus estrategias de expansión mercantil en las ciudades; junto con la lógica de reproducción de los actores vinculados al agronegocio en el espacio rural, los cuales, como se observa en uno de los capítulos, arrasan ambientes y pueblos a partir de la implementación de cultivos transgénicos y de la fumigación con agroquímicos que rocían las cabezas de pobladores y estudiantes de escuelas rurales.
También decidimos ocuparnos de las implicancias ambientales que posee el proyecto extractivo de Vaca Muerta, mostrando la letra chica de su funcionamiento (sismos en la zona, venteo de gas, basurales petroleros). Analizamos la importancia del acceso a la energía como derecho fundamental para asegurar el desarrollo de las sociedades en general y, particularmente, de la población rural de la Argentina, observando los principales obstáculos que presenta la electrificación de las zonas rurales dispersas.
Pero no quisimos quedarnos con la inevitabilidad de las situaciones anteriores. No nos rendimos. Compartimos otras territorialidades que es necesario dar a conocer y difundir. Exhibimos las alternativas económicas en Argentina que se desarrollan al calor de la economía social, solidaria y popular. Además de caracterizar las formas de estos modelos, tomamos una posición clara ante los embates, cada vez más injustos y desiguales, del capitalismo y sus lógicas de reproducción.
En la misma línea, pero desde el análisis del espacio urbano, compartimos un abanico de posibilidades que contrarrestan al transporte hegemónico (contaminante e individual) para propender hacia el desarrollo de políticas públicas y conciencias ciudadanas que consigan ciudades más sustentables en cuanto a su movilidad. Analizamos los sujetos, prácticas y procesos recientes en los espacios rurales a partir de una caracterización de los movimientos sociales del llamado “campo”, a partir de su triple reivindicación política: soberanía alimentaria, ambiente y territorio.
Por último, ofrecemos tres capítulos para seguir reflexionando sobre la misión que tiene nuestra disciplina en la escuela para trabajar en un sentido transformador. Compartimos algunas reflexiones y herramientas concretas para el desarrollo de prácticas y estrategias que propendan a darle una entidad crítica. Buscamos que nuestros estudiantes dejen de inventariar información que podrán encontrar fácilmente en internet, para ayudarlos a cuestionar(se) el país en el que viven y su propia existencia en él, en tanto agentes políticos y de cambio.
Agradecemos correr la voz de nuestra producción, dado que circula por canales alternativos a las grandes editoriales.