OPINIÓN
Por Horacio Britos*
En el marco de una campaña que se repite todos los años y agita sensibilidades y fisuras, pero pone en la palestra urgencias, me coloco desde el lugar de militante y promotor de la cuestión productiva sin ambigüedades ni ingenuidades.
Hace pocos tiempo se publicó una entrevista a la doctora Ráquel Chan (impulsora del trigo transgénico), que me pareció sumamente interesante. Conocidos, amigos y compañeros de ruta se alteraron por algunas cuestiones que dice la doctora cuando se adentra en territorio desconocido: los procesos históricos y el rol de la tecnología en la concentración económica y exclusión social.
Pero desdeñaron absolutamente otros aspectos estratégicos del rol que las tecnologías pueden tener si se enfocan desde los agricultores más empobrecidos y pensando en la mitigación de los efectos del cambio climático.
Sostengo que demonizar las herramientas y quedarse en lo "pequeño es bello" puede ser bueno para vender productos en la feria pero no para disputar políticas estratégicas y pensar en la inserción de la agricultura familiar en los sistemas alimentarios locales, y además me permito dudar de la legitimación política en el medio de un país altamente dependiente de las commodities agrarias.
Muchas de estas tecnologías, como pesticidas y transgénicos, se expanden masivamente porque de alguna manera resuelven asuntos cotidianos de los usuarios de todo pelo y no solamente como fruto de una dinámica maligna de concentración y exclusión. Y eso, la concepción de lo que soluciona es lo que hay que disputar con nuevas herramientas, conocimientos y saberes, semillas desde abajo y desde arriba, y con cualquier artefacto que agregue no solo comodidad, sino dignidad y poder para construir proyecto propio.
Creo que las discusiones se tornan esencialistas y pierden poder de interpelación aunque operen la alerta: ¿El trigo HB4 qué peligros implica realmente? ¿Se fumigará más de lo poco que se fumiga este cultivo invernal? ¿O se apropiara una empresa privada de variedades y semillas mainstream con un gen como excusa? ¿Dónde perderemos soberanía? ¿La harina es tóxica?
Muchos cultivos dependen sí o sí de pesticidas en sus planteos comerciales: el maíz es malo compitiendo con malezas, y es tan cara su semilla y de riesgo alto su cultivo, que los productores se hacen dependientes de los líquidos y de los híbridos semillas que ya incorporaron en su metabolismo tragárselos.
Pero ¿cómo conseguimos maíces baratos (dentro de lo caro que están) para criar nuestros pollos "agroecologicos", producir leche, cabritos, etc? No es una pregunta de fácil solución. En nuestra zona semiárida los maíces se tienen que sembrar en épocas tardías. En esta situación: ¿Cómo hacemos con los bichos cuando hay humedad y calor a pleno en dinámicas cada vez más explosivas? ¿Podemos mezclar con un poquito de Bt transgénico, pensar de una manera amigable y esquivar, campear la oruga cogollera?
En muchos otros cultivos como la soja o el trigo la regulación de la densidad y ciertas tecnologías inteligentes (maquinarias, sensores, etc) lograron disminuir mucho el uso de herbicidas, y ya hay muchas hectáreas que realizan cultivos de servicios para mejorar los suelos, controlar las malezas y aprovechar las simbiosis sistémica entre las herbáceas. Son técnicas derivadas de los saberes agroecológicos y ya de alta difusión en los agronegocios.
¿Por qué no empezamos a demandar que las tecnologías de bajo uso de insumos sean accesibles? ¿Por qué no planteamos al sistema biotecnológico trabajar con el campesino? ¿Por qué tenemos que dejarles que le creen herramientas a los poderes concentrados que hicieron que la doctora Chan tenga que emigrar por el desmantelamiento del Estado?
Muchos compañeros/as están desarrollando redes de internet mediante emprendimientos autónomos, y es un salto de poder (con sus impactos sociales positivos -aunque también los hay negativos, no tan difundidos-), pero ¿por qué no podemos pensar las tecnologías productivas y las sociales con ambición política? Con crítica, pero con las vueltas que hacen falta para potenciar la rebeldía, la insubordinación y la economía urgente.
Tenemos la urgencia de desarrollar un nuevo potencial agrario en disputa, demostrar que el gran responsable de la inflación de los alimentos es el agronegocio concentrado y que podemos proveer con los alimentos sanos y la soberanía alimentaria local. No hay mucho tiempo, el único sujeto que tiene posibilidad es el campesinado-indígena organizado pero con fuertes políticas públicas. Hay que salir a disputar las herramientas del Estado en todo su potencial.
*Integrante del Movimiento Campesino de Córdoba / MNCI-Somos Tierra