Por Nicolás Pousthomis
En las afueras de Mercedes y Luján, localidades del oeste bonaerense, la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) no sólo recuperó tierras para ponerlas a producir alimentos bajo su modelo de colonias agroecológicas sino que también en esos predios están las dos primeras escuelas campesinas de la organización con el objetivo de brindar a los trabajadores rurales la posibilidad de completar la escuela primaria y secundaria.
La idea de crear un espacio de formación para las y los trabajadores de la tierra fue una inquietud desde los inicios de la organización, según cuenta Carolina Faber, responsable del área de educación de la UTT. "En la organización comenzamos con talleres de alfabetización para adultos, pero comprendimos que el derecho a la educación tiene que ser entendido desde cada espacio particular. Viendo a los compañeros y compañeras como sujetos campesinos, con esas diferencias que traemos todos y todas y que, a veces, en la escuela tradicional no se contemplan. Algunos, por ejemplo, sentían que sus particularidades no estaban bien vistas en las escuelas clásicas y que sufrían discriminación y hasta se sentían excluidos de ese sistema."
Muchas veces, cuando iban a la escuela de adultos, tenían que salir de las quintas en horarios vespertinos, tomarse uno o dos colectivos para llegar hasta la escuela y en la institución se enojaban si llegaban tarde o desalineados, sin contemplar la larga jornada de trabajo en el campo.
La Colonia 20 de Abril se ubica en la localidad de Jáuregui, partido de Luján, a 70 kilómetros de la Capital Federal, al costado de la Ruta 5, que sigue su camino hacia La Pampa. Son 80 hectáreas donde 50 familias se encargan de cultivar, sin agrotóxicos, tierras recuperadas para la producción de alimentos sanos, seguros y accesibles a la comunidad.
Las primeras experiencias de la escuela campesina se habían realizado en casas de familias o en salones de iglesias, pero en Jáuregui se pudo instalar la primera escuela dentro del predio donde las familias viven y producen alimentos. En 2022, esa escuela tuvo los primeros egresados de nivel secundario. Los egresados en Jáuregui o Mercedes, como también en otras bases de la UTT como Misiones y San Juan, obtienen títulos oficiales a partir de un proceso de trabajo con el Ministerio de Educación para adaptar el programa de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios, conocido como Plan Fines.
"Es un FINES que funciona de una manera diferente, para que nosotros podamos seleccionar los docentes y para tener un programa pedagógico y político diferente, enfocado en la agroecología, la soberanía alimentaria y teniendo en cuenta cuestiones específicas de nuestra organización, como la perspectiva de género”, explica Faber.
El próximo paso es aspirar a la educación superior, ya que todos los egresados tienen certificación oficial, algo en lo que la UTT trabaja junto a la Universidad Nacional Arturo Jauretche.
Con vocación agropecuaria y orientación agroecológica, estas escuelas que se encuentran situadas en el mismo territorio de las colonias, están en estrecha relación con la vida de los y las participantes. Cumplen una doble función, la escuela es un espacio de formación y enseñanza y, además, un lugar de referencia identitaria para los y las alumnas. El compromiso reside también en la posibilidad de construir un futuro más promisorio tanto a nivel individual como colectivo.
Para muchos de los alumnos, acudir a las aulas y conseguir sostener en el tiempo las clases hasta recibirse es de gran importancia en la construcción de su identidad. Emiliana Guernica, de la colonia de UTT en Mercedes, cuenta que la escuela es un lugar de encuentro y aprendizaje importante. Ella dejó la escuela en Tarija (Bolivia) a los 10 años para trabajar y retomó los estudios a los 46 años, gracias a la escuela campesina.
Madre de cinco hijos, Emiliana llegó sola de Bolivia a los 16 años, y se instaló en Mercedes en busca de trabajo. Destaca que lo que aprenden en el aula de la UTT, le permite ayudar a su hijo de seis años, el más pequeño, que va a la escuela en el pueblo vecino de Altamira. Además, le sirve para mejorar su desempeño en la tareas cotidianas de la producción de alimentos, con el objetivo de ayudar a lograr la soberanía alimentaria para la Argentina.
Fotos: Nicolás Pousthomis