Carne vacuna: nuevas medidas para exportar y promesas de baja de precios
junio 23, 2021
Sección: Alimentación
El Gobierno dio luz verde a las exportaciones pero siete cortes populares quedarán en el país (asado, falda, matambre, tapa de asado, cuadrada, paleta y vacío). Promesas de baja de precios y descontento del agro empresarial. Un nuevo plan para el sector y el corrimiento de la frontera ganadera.
Foto: TELAM

Por Bruno Capdevielle (*)

Después de un mes de cierre de exportaciones, cese de comercialización de bovinos y cruces varios, en el día de ayer se reunieron el presidente Alberto Fernández y los ministros de Desarrollo Productivo y de Agricultura con las entidades del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) para comunicarles las nuevas medidas sobre las exportaciones de carnes. Terminado el encuentro, los ministros Matías Kulfas y Luis Basterra adelantaron en conferencia de prensa conceptos y partes del decreto que rige desde hoy. Los anuncios se podrían resumir en tres puntos:

  • Apertura parcial de exportaciones hasta fin de año. Se levanta la prohibición de exportaciones y se establece un cupo máximo del 50 por ciento de lo exportado en 2020 hasta el 31 de diciembre de este año. Además, se prohíbe la exportación de reses completas, medias reses, cuartos con hueso y siete cortes específicos (asado con o sin hueso, falda, matambre, tapa de asado, cuadrada, paleta y vacío). Estos últimos apuestan, según dijeron, a fortalecer a nivel interno la oferta de cortes populares y parrilleros.
  • Un plan ganadero en 30 días. Se creó una «Mesa de Coordinación» con integrantes del gobierno nacional e invitados de otros estratos del sector público y entidades del sector privado para presentar en un mes un «programa de estímulo y desarrollo de la cadena de la carne bovina con incentivos especiales para el corto, mediano y largo plazo». Lo más específico que se dijo fue que se apuntará a otorgar incentivos mediante financiamiento, asistencia técnica y beneficios fiscales. Los objetivos del plan serán duplicar las toneladas de carne producidas actualmente para llegar a las cinco millones(tres millones irían al mercado interno y el restante a exportaciones). De esta manera, se proyecta incrementar la producción «estancada hace 45 años», esperando salir del laberinto por arriba en el mediano y largo plazo.
  • Acuerdo con frigoríficos y supermercados para bajar precios. Se acordó con frigoríficos exportadores y la asociación de supermercados para contar con 11 cortes a precios más bajos en unas 2000 bocas de expendio de todo el país. Entre los destacados estarían el asado (que valdría 46 por ciento menos en góndola) y la carne picada (que bajaría 35 por ciento del promedio que mide el Indec).

Con este paquete de medidas, las autoridades del Gobierno declararon apuntar a «cuidar la mesa de los argentinos y la disposición cultural de comer carne vacuna» que existe en nuestro país. A partir de esta prioridad, tanto en la conferencia de prensa como en el Decreto, marcaron la intención de dejar de lado la contradicción entre mercado interno y exportaciones apostando al incremento de la producción.

El ministro Kulfas agregó que el incremento de precios no se encontraba justificado por incrementos en la estructura de costos y que se pretende seguir avanzando en el ordenamiento y «depuración» de la comercialización de carne, donde se encontraron establecimientos y firmas con evasión tributaria, subfacturación y defraudación cambiara.

Apuntes luego de un mes de cierre de exportaciones

Pasado un mes del cierre total y habiéndose reunido con los distintos sectores desde el Gobierno parecen haber tomado nota de algunos puntos que consideramos claves y dan cuenta de un acercamiento, por lo menos retórico, a la complejidad de la cuestión. Entre estos puntos podemos destacar:

– La diferenciación de mercados en términos de cortes y el problema de comercializar la media res completa.

– La existencia de tiempos de producción largos en la producción primaria y la necesidad de una planificación.

– La consideración de que los productores primarios son, en general, tomadores de precios y el esfuerzo se descarga centralmente sobre esta parte de la cadena.

– La heterogeneidad productiva en las diferentes etapas de la cadena, siendo una realidad que alambre de por medio existen productividades muy diferentes en los territorios.

De esta manera, desde el estado nacional desean quitar del escenario la imagen de improvisación y desconocimiento del sector planteada desde las entidades rurales y medios corporativos, a la vez que proponen un plan concreto de amplio alcance para el sector.

La mirada del agronegocio

Mientras el Gobierno habla de acuerdos de perspectivas diferentes con objetivos comunes, desde las entidades rurales se planteó el desacuerdo y se negaron a la foto –cosa muy esperable-, pero no rechazaron el dialogo.

Es que las entidades del CAA –incluida la Mesa de Enlace– iban a recibir sólo con agrado el levantamiento total de los controles. Entre las declaraciones, el recién asumido presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, dijo que solo fueron convocados para»recibir un regalo con el moño puesto». Por su parte, Jorge Chemes (Confederaciones Rurales -CRA-) afirmó que «no hay un plan ganadero».

Desde Coninagro se declaró que las medidas de fuerza dependerán de las «respuestas que exigen nuestras bases». Por fuera de la declaración de los dirigentes de la entidades, desde la redes sociales parecen cocinarse movilizaciones para el 9 de Julio, mientras la Asociación Argentina de Productores Autoconvocados (AAPA) rechazó el papel de la Mesa de Enlace alegando que «la imagen que dieron es la de niños vapuleados que tratan de esconder su vergüenza».

Además de considerar los intereses efectivamente corporativos y las internas entre las diferentes organización del sector agropecuario, sería al menos inocente desde este espacio creer que las declaraciones y movilizaciones propuestas ante las nuevas medidas no estén marcadas por el período preelectoral y el alineamiento políticamente opositor de una no menor parte de la dirigencia agropecuaria en distintos puntos del país.

El escenario, lo que sólo asomó la cabeza y el plato que falta

Si bien las medidas no lograron aún bajar los precios en góndola, y habrá que ver si sucede, el Gobierno parece haber dado un golpe sobre la mesa servida y sentar a todos los integrantes del sector cárnico para mostrar las nuevas cartas. Es que el centro de la cuestión está en que ni el Gobierno ni el sector privado quieren perder la oportunidad exportadora que representa la procesadora de China, ya sea por dólares, rentabilidad o geopolítica. En palabras del ministro Basterra, la idea es llegar a un esquema donde todos ganen. Si lo precios bajan, al diálogo que puede darse, el Gobierno agrega tiempo tanto para implementar el troceo, y poder diferenciar las demandas en 2021, como para asegurar la carne a precios accesibles en año de elecciones.

Con todos sentados y una mano nueva por jugar, quedan todavía algunas cartas por verse y varios cortes por servir sobre los que nos parece importante poner en el mazo algunos puntos.

En primer lugar, un punto históricamente problemático cuando hay cuotas de exportación es ver cómo se reparten. En este caso, parece que el reparto se va a basar en establecer el 50 por ciento de lo exportado por cada establecimiento en cada mes del 2020, dejándose la composición particular de esas exportaciones a decisión de cada firma. Sin embargo, todavía no se conoce la específicamente cuáles serán los porcentajes determinados y como saldrá la repartija. Quizás esta disputa sea parte de otro capítulo.

Una segunda cuestión es la relación con la agricultura. Este aspecto es relevante si pensamos un plan ganadero, tanto por la competencia por el uso de la tierra como por la influencia de la oferta y precio del maíz. El punto clave es no olvidar que si bien la producción de carne se encuentra estancada hace décadas, la producción ganadera en la etapa primaria se ha transformado profundamente en base a la intensificación (centralmente en feedlots) y a la relocalización hacia zonas menos fértiles de la región pampeana, el NEA y el NOA. En criollo, no se puede omitir que, ante el avance sojero, las vacas fueron corridas y amontonadas.

Un tercer aspecto a esperar resolución es si el plan ganadero tendrá diferenciación entre productores y procesadores según regiones y tamaños. Si bien la implementación no debe ser sencilla, el establecimiento de la cuota máxima parece no introducir planteos de segmentación alrededor de retenciones, financiamiento y otros instrumentos hacia productores por escala de comercialización.

Por último, falta googlear para ver que sobran diagnósticos, programas y planes sobre la ganadería, sin embargo, el problema no es técnico sino económico y, como dijimos en la entrega anterior, es político. Dada la decisión de privilegiar el consumo interno, si el plan ganadero no logra convencer con la palabra y el bolsillo a quienes tienen las vacas, no hay proyección posible, ya que si bien se dice pretender «alimentar al mundo», nadie hace caridad ni juega a salir hecho en un sector donde en cada garrón hay varios dientes disputando la renta.

(*) El autor integra el Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.

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