Por Cristian Basualdo* y Silvana Buján**
Se detectaron peces contaminados con tritio (la forma radioactiva del hidrógeno) en la cuenca del río Ctalamochita, en Córdoba. El estudio se hizo para investigar el impacto de las descargas radiactivas de la Central Nuclear Embalse. El resultado: 154 bequerelios (unidad de medida para la presencia de material radiactivo) por litro (Bq/L) de agua de combustión en los animales, más de 70 veces superior al nivel natural típico, que suele ser inferior a 2 Bq/L de agua de combustión. El agua de combustión alude a la forma utilizada para detectar tritio ligado orgánicamente. El Ctalamochita, también conocido como Río Tercero, es uno de los principales ríos de Córdoba y presenta las concentraciones de tritio más altas del mundo.
La Central Nuclear Embalse, operada por la empresa estatal Nucleoeléctrica, descarga rutinariamente cantidades considerables de tritio, el isótopo radiactivo del hidrógeno, en sus efluentes líquidos y gaseosos. Por esto era importante determinar el tritio ligado biológicamente en muestras de pescado. La especie representativa seleccionada fue la tararira, que ocupa el sitio más alto de la cadena alimenticia del ecosistema lacustre, por ser la predadora principal de las otras especies. En el lenguaje de la industria nuclear, los pescados se denominan “muestras integradas”: son aquellas donde se puede observar un incremento en la concentración de un radionucleido por la operación continuada de una instalación nuclear.
El tritio supone un peligro para la salud humana si ingresa al organismo. La radiación beta del tritio puede dañar las células y aumentar el riesgo de cáncer. También puede causar mutaciones genéticas y problemas hereditarios. Al afectar a los óvulos durante el tiempo de su formación en el útero y durante el tiempo de la maduración en el embarazo, puede impactar en las generaciones futuras. Además, atraviesa la placenta con facilidad.
Para determinar la actividad del tritio ligado orgánicamente (por ejemplo, en los organismos de los peces) las muestras se secan a 110 grados centígrados hasta eliminar por completo el contenido de agua. A continuación, el material se quema en oxígeno puro para producir moléculas de CO2 y H2O. Finalmente, el agua de la combustión se cuenta por centelleo líquido para determinar la actividad del tritio expresada en bequerelios por litro de agua de combustión. Esta actividad también puede expresarse en bequerelios por kilogramo de material.
Para este trabajo, solicitamos estos análisis a la Comisión de Investigación e Información Independientes sobre la Radiactividad, de Francia; los mismos fueron financiados por la red francesa Sortir du Nucléaire (Salir de la Energía Nuclear). El estudio evidenció además que la actividad de carbono-14 fue de 323 Bq por kilogramo de carbono estable: un valor casi un 50 por ciento superior al nivel natural actual, que suele ser de unos 200 a 220 Bq/kg de carbono estable. El carbono-14 es un isótopo radiactivo del carbono que, de manera similar al tritio, se incorpora a moléculas orgánicas en plantas y animales.
La ingestión es la vía significativa de ingreso del carbono-14 al cuerpo humano. Una diferencia importante entre el tritio y el carbono 14 es su período de semidesintegración (el lapso necesario para que se desintegre la mitad de los núcleos de una muestra de una sustancia radiactiva). Mientras que el del tritio es de 12 años, el del carbono-14 es de 5.730 años. El carbono-14 se encuentra entre los efluentes gaseosos de la Central Nuclear Embalse, junto con el xenón-133, el xenón-135, el iodo-131 y el argón-41.
Con estos datos, se pretende echar luz sobre la contaminación nuclear en la cuenca del río Ctalamochita y alertar sobre una problemática que puede replicarse en el parque nuclear de Zárate-Lima, a orillas del Paraná. La Central Nuclear Embalse debe reducir sus emisiones de tritio al ambiente. Y las autoridades deben medir el tritio ligado biológicamente en las muestras ambientales, realizar estudios adicionales, desarrollar políticas que monitoreen de modo responsable y regular los ambientes acuáticos de la principal reserva de agua dulce de Córdoba.
El escándalo del agua radiactiva
La Central Nuclear Embalse es un modelo llamado "CANDU 6", que utiliza agua pesada como refrigerante y moderador. Como parte del proceso, y debido a las pérdidas en los sistemas de la central, el agua con tritio se abre paso al exterior. En la documentación de Nucleoeléctrica consta que, durante 2022, la Central Nuclear Embalse consumió 3,09 toneladas de agua pesada “para reponer las pérdidas”.
La forma ambiental predominante del tritio se produce cuando sustituye a uno de los átomos de hidrógeno del agua (H20), formando agua tritiada (HTO), que es, por supuesto, radiactiva, y tiene las mismas propiedades que el agua común: es incolora e inodora, y se comporta de la misma manera en el ambiente. Comparando los registros oficiales con la información de otros países, se concluye que el río Ctalamochita presenta las concentraciones de tritio más altas del mundo. El tritio puede llegar a las personas por diversas vías. En la localidad de Embalse, por ejemplo, el agua tritiada sale de las canillas.
En 2018 Nucleoeléctrica reveló la presencia de 23.456 bequerelios por litro de agua en el canal de descarga de la Central Nuclear Embalse, cifra que supera ampliamente los 10.000 bequerelios aceptados para el agua potable por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cinco años antes, en 2013, Nucleoeléctrica también informó la presencia de 1.081 bequerelios por litro en el agua de red de Embalse, barrio de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Ese índice superaba el límite de 740 bequerelios por litro que establece Estados Unidos como límite legal exigible en el agua de red. Ese mismo año, el agua de red de la localidad de Almafuerte (a 18 kilómetros de Embalse) contenía 434 bequerelios por litro. El valor de la Unión Europea para el agua de red es 100. En Córdoba, se consume agua radioactiva.
El agua tritiada, una vez ingerida, impregna el cuerpo. Lo mismo ocurre con las plantas y los animales. “El tritio es único en esto: hace que el agua, la materia de la vida, la mayor parte de la masa de los seres vivos, sea radiactiva. Y, por lo tanto, hace que los alimentos sean radiactivos”, expresó el científico Arjun Makhijani, en el libro "Explorando los peligros del tritio: riesgos para la salud y los ecosistemas de los radionucleidos incorporados internamente", de reciente publicación.
El tritio en la materia orgánica
Una fracción del tritio absorbido por los seres humanos, los animales o las plantas puede incorporarse en compuestos orgánicos como los carbohidratos, las grasas, las proteínas y el colágeno: esto se conoce como tritio ligado orgánicamente (OBT, por sus siglas en inglés). Este tritio no abandona fácilmente un cuerpo: tiene tiempos de retención más largos que el agua tritiada.
Para esta nota, se consulto a la empresa responsable (Nucleoeléctrica) por el tritio ligado orgánicamente en las muestras ambientales que recoge. La empresa estatal contestó que no lo determina “porque la Autoridad Regulatoria Nuclear no se lo exige”. Le pedimos explicación a la Autoridad Regulatoria Nuclear y contestó que “no es necesaria su determinación”. Este criterio va a contramano de la mayoría de los organismos reguladores nucleares del mundo, que miden el tritio ligado orgánicamente. Tal es el caso de Estados Unidos, Canadá, Francia e India, entre otros.
La empresa estatal sostiene en su documentación que “se han realizado diversos análisis para saber los límites de concentración de radionucleidos de origen antropogénicos que deben contener los alimentos para ser considerados aptos para su consumo”. Y adjunta un cuadro de la "Guía Regulatoria AR 1, Revisión 2", con los niveles guía para considerar a un alimento óptimo para consumo. Para el tritio ligado biológicamente el nivel guía es 10.000 bequerelios por kilo. Sin embargo, estos niveles guía se aplican a “la protección radiológica del público en el caso de comercio internacional luego de un accidente o acto malicioso”. Se asume que durante un año post accidente nuclear será difícil reemplazar los alimentos provenientes de regiones contaminadas con alimentos de regiones no contaminadas. Pero los niveles guías no están pensados para un consumo de por vida, como es el caso de los pescados del lago Embalse.
Abel González es asesor principal del Directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear e integrante del Grupo de Trabajo conformado por el Organismo Internacional de Energía Atómica para descargar al mar el agua de la central nuclear de Fukushima (Japón). En una conferencia dictada el año pasado, dijo: “Todo este tema del tritio ha entrado en la prensa, nos van a hacer preguntas de todos lados. Una cosa que seguramente va a disparar esto es conocer un poco más de la protección contra el tritio, de la cual sabemos bastante poco”.
Actualmente, las dosis de radiación se calculan utilizando modelos anatómicos para el tritio en forma de agua tritiada, que representan su distribución en los órganos y tejidos del cuerpo según su contenido de agua. Pero hay menos información disponible sobre modelos adecuados para el comportamiento del tritio ligado orgánicamente.
Polémica por los parámetros de medición
La empresa estatal reconoce que “la incorporación de niveles significativos de tritio en el organismo por contaminación es un problema grave”. La controversia se plantea en torno a la interpretación de la expresión “niveles significativos”. Los números nos ayudarán a entender mejor la problemática.
Nucleoeléctrica utiliza 10.000 bequerelios por litro como un nivel de investigación para el tritio en el agua destinada al consumo humano. Pero el Foro Ambiental Córdoba presentó a la Comisión Nacional de Alimentos una solicitud para que actualice a 100 bequerelios por litro la normativa sobre el tritio en el Código Alimentario Argentino. “Debería existir normativa que sea más restrictiva y que de alguna manera implique que la propia Nucleoeléctrica tenga que ser mucho más autoexigente con respecto a las emisiones”, dijo Federico Kopta, presidente del Foro.
La importancia de revisar a la baja el límite de tritio en el agua se manifestó con toda contundencia a fines de 2013, durante el proyecto extensión de vida de la Central Nuclear Embalse, cuando Nucleoeléctrica limpió un tanque de resinas gastadas para reutilizarlo y arrojó los residuos de la limpieza al lago, produciendo los picos históricos de concentración de tritio en aguas ambientales. En dicha oportunidad, la Autoridad Regulatoria Nuclear midió la contaminación con 299 bequerelios por litro en el río Carcarañá, en un punto ubicado a unos 314 kilómetros aguas abajo del reactor de Embalse. De haber existido un límite más estricto, la empresa estatal se habría visto obligada a construir un tanque nuevo en lugar de reciclar uno usado.
Si alguna vez Nucleoeléctrica instala una planta de destritiado en la Central Nuclear Embalse quedará en evidencia que los habitantes de la cuenca del río Ctalamochita estuvieron innecesariamente expuestos a elevadas concentraciones de tritio.
Por ahora, la empresa estatal se limitó a anunciar el inicio de “un estudio de factibilidad de una planta de separación de tritio del agua pesada”. El proyecto se enfoca fundamentalmente “en la reducción de dosis ocupacionales y ambientales ligadas a la gestión de tritio generado como parte del proceso operativo de la central”.
*Periodista socioambiental, miembro del Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA) y de la Asamblea en Defensa del Bosque Nativo Calamuchita.
**Periodista científico-ambiental, integrante de la Red Argentina de Periodismo Científico.