Fotos: Karina Vola y Natalia Giumelli
Al costado del camino habla del silencio y del grito del campo, recorre sus venas y entra en su vientre. Despierta sensaciones de día y de noche, pero también adormece.
Es la coincidencia y el encuentro de dos miradas, es el relato visual de una amistad, un camino recorrido de vidas y sus años en espacios atemporales que refieren a lugares oníricos, pero al mismo tiempo habitados por la mirada de quienes deciden capturar esos jirones de vida en la permanencia de ese registro visual.
Son imágenes reunidas a lo largo de diez años, que en diferentes formatos nos narran lo intemporal de la subjetividad y la persistencia de esa singularidad. Esto a su vez encarnado en espacios y lugares que podrían encontrarse bajo una mirada atenta, sensible y contemplativa de aquella cotidianidad que, en la inmediatez de nuestra vida, no tenemos tiempo de observar.
Son lugares de rememoración conocidos que, aunque narran muchos presentes, nos recuerdan ese pasado que transitamos en las huellas que dejamos a través de la vivencia de nuestra humanidad. Los vemos, los reconocemos y nos disparan mentalmente recuerdos que creíamos borrados y es en esa experiencia como espectadores, que despertamos retazos de memoria que no sabíamos, poseíamos.