Mesa Agroalimentaria Argentina: la voz del campo que alimenta
junio 8, 2021
Sección: Agroecología
Nace un nuevo espacio organizativo en el campo y reúne a un amplío sector de productores: desde cooperativas lácteas y chacareros de la Pampa Húmeda, hasta familias de la agricultura familiar, campesinos y pueblos indígenas de dieciocho provincias. Son diversos, complementarios y coinciden: producen alimentos sanos, proponen la vuelta al campo, priorizan el mercado interno (no los commodities para China o Europa) y construyen otro modelo agropecuario, con alimentos a precios justos y soberanía alimentaria. Están en la vereda opuesta a la Mesa de Enlace y al Consejo Agroindustrial.
Lanzamiento de mesa en el congreso de agroecología
Foto: Matías Sarlo/MNCI

Por Nahuel Lag

La crisis alimentaria, económica y sanitaria que atraviesa la Argentina plantea en el día a día el desafío de llevar un plato de comida a la mesa: los precios de los alimentos, la verdura, la fruta y la carne son parte del debate cotidiano reflejado en las negociaciones entre las cámaras de empresas alimenticias, los exportadores y los productores de commodities, representados en la Mesa de Enlace y el Consejo Agroindustrial Argentino, y el gobierno nacional. En esa negociaciones falta la voz productiva de “el campo” de la agricultura familiar y cooperativa, que produce para el consumo interno y se arraiga en la producción local. Un actor social y productivo que comenzó a reorganizarse en 2019 con el Foro por un Programa Agrario Soberano y Popular, y que este miércoles quedará institucionalizado en la Mesa Agroalimentaria Argentina.    

Bajo el lema “el campo que alimenta y construye soberanía alimentaria”, la mesa se lanzará este miércoles a las 14 con representantes de todo el país de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena – Somos Tierra (MNCI-ST) y la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe) con un llamado a otras organizaciones, cooperativas y asociación para sostener “un espacio abierto y participativo, que contenga, sume y articule toda la diversidad del campo profundo argentino”, señala Diego Montón, referente nacional del MNCI-ST.    

Ese “otro campo”, que quedará representado en la Mesa Agroalimentaria Argentina, es el que trabaja el 13 por ciento de la superficie cultivable argentina y produce más del 60 por ciento de los alimentos que se consumen en el país. El “otro campo”  que nuclea al 54,6 por ciento de los productores del país que trabajan en extensiones de hasta 100 hectáreas y representan, en total, solo el 2,5 por ciento de la tierra cultivada, según el último Censo Nacional Agropecuario (CNA). El “otro campo” que exige una Ley de Acceso a la Tierra, la reglamentación de la Ley de Agricultura Familiar y la participación del Estado para una planificación en la producción.  

“Hay un espacio a ampliar y construir con sectores que no son parte del campo que está representado por los intereses de las corporaciones y el sector exportador, que mira a cuánto cierra la soja en Chicago. Somos el sector del campo que está pensando en cómo producir alimentos sin envenenar a su pueblo con glifosato”, destaca Rosalía Pellegrini, referenta de la coordinación nacional de UTT, sobre el alcance que buscará tener la Mesa.

“El campo” de la Mesa Agroalimentaria buscará soluciones que conduzcan a la soberanía alimentaria, los alimentos sanos y a precios justos, el arraigo local o la denominada “vuelta al campo”, de la mano de la agricultura familiar, indígena y cooperativa. Marcando la diferencia con las soluciones a la crisis alimentaria y económicas que se buscan a través del bicentenario modelo agroexportador, que no resolvió los problemas de alimentación y que propone lockouts o legislaciones y beneficios impositivos mirando los precios de la Bolsa de Chicago o el demandante mercado chino. 

El Consejo Agroindustrial representa a las grandes empresas exportadoras, muchas de ellas multinacionales, representa al sistema financiero en la producción agropecuaria como los son las bolsas de cereales, pero no representa a gran parte de los pequeños y medianos productores de alimentos. Las políticas públicas tienen que hacer foco donde está la principal producción de alimentos para el mercado interno”, apunta Juan Manuel Rossi, presidente de Fecofe.  

Como símbolo, el lanzamiento vía streaming a través de las redes sociales de las organizaciones convocantes se hará desde Mendoza, desde la finca recuperada por la Cooperativa Tierra Campesina, que desde 2003 puso en marcha un terreno improductivo por décadas y ahora nuclea a un grupo de familias en la producción de hortalizas, forrajes, alfalfa y ganado menor.

Ahora es cuando para la Mesa Agroalimentaria Argentina 

El primer hito que inició el camino de construcción conjunto entre UTT, MNCI-ST y Fecofe fue el 7 y 8 de mayo de 2019 en el Foro por un Programa Agrario Soberano y Popular, desde entonces, la construcción en red por otro modelo agroalimentario comenzó a crecer.  “Es necesario ponerle un nombre a esta articulación y construir un instrumento que pueda plantear políticas públicas hacia la sociedad y hacia el Gobierno. Dejar claro que hay una mirada totalmente diferente a la de la Mesa de Enlace y al Consejo Agroindustrial Argentino”, sentencia Pellegrini.  

“Es un momento más que propicio porque el tema está en la conversación cotidiana de los argentinos y tiene que ver con la pandemia y los resultado que deja frente a un sistema alimentario concentrado y viciado”, sostiene Montón. “Pareciera que la única alternativa para el desarrollo de la economía es la dependencia, pero en un momento de récord en la balanza comercial de los commodities, el sueldo de los argentinos se va en llenar el plato de comida. Nunca fue tan visible la paradoja de un sistema alimentario que no alimenta”, completa la referenta de la UTT.  

“No hay una voz que plantee una política agraria diferente”, insiste Rossi. Es que si sale de la mirada nacional en el que Gobierno y medios de comunicación priorizan los acuerdos con los sectores del agronegocio, el problema de la necesaria modificación de los sistemas agroalimentarios es central en la agenda global para concretar el tan mentado objetivo de acabar con el hambre, que la “Revolución Verde” prometió e incumplió

El titular de la ONU, Antonio Guterres, convocó para septiembre a la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, que sesionará en paralelo a la asamblea general. En ese encuentro se pretende diseñar un esquema de producción que permita cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, sin embargo, por el momento los ejes parecen cooptados por las corporaciones alimenticias y del agronegocio, y el rol del gobierno argentino no está impulsando cambios de esos sistemas, como se demostró en las negociaciones sobre las Directrices Voluntarias sobre los Sistemas de Alimentación y Nutrición y las Recomendaciones Políticas sobre Enfoques Agroecológicos, debatidos en el Comité de Seguridad Alimentaria (CSA). 

“Fue una posición desafortunada y fuera del tono que viene planteando la Argentina en los últimos 15 años respecto de los debates que ocurren en el Comité de Seguridad Alimentaria y la FAO. Salimos a marcarlo y a plantearle al Gobierno que retome la posición, anterior a la gestión de Mauricio Macri, de acompañar los procesos de agroecología, soberanía alimentaria y derechos campesinos, esa es la hoja de ruta”, señaló Montón, en referencia a la carta pública que reunió un millar de firmas contra la posición argentina en el debate sobre las recomendaciones políticas sobre agroecología de la CSA y mostró la potencia de un sector con otra voz.  

El poder económico del campo concentrado y corporativo incide mucho en los medios masivos, en sectores académicos, y establece una mirada de un campo homogéneo, cuando están refiriéndose a un sector pequeño en cantidad de productores y que acumula mucho poder en las cadenas de valor. Es central aún la batalla de ideas para que funcionarios, organismos y organizaciones sociales y sindicales comprendan la diversidad del campo argentino y, sobre todo, cuál es el sector que pueden cumplir con la función de garantizar el derecho a la alimentación”, completa Montón.  

Lanzamiento de mesa en el congreso de agroecología
Foto: Matías Sarlo/MNCI

Un campo por la soberanía alimentaria 

¿Cuál es ese campo? UTT y MNCI-ST cifran en miles las y los productores y organizaciones de base que son productoras de frutas y verduras para el abastecimiento interno, mientras que Fecofe reúne a 41 cooperativas y productores asociados en ocho provincias. El planteo del “campo que alimenta y construye soberanía alimentaria”, se traduce así en verduras, frutas, carnes, cereales, lácteos, con la mesa de los argentinos como principal destino. 

Sin embargo, productores de la agricultura familiar, campesina e indígena y los pequeños y medianos productores cooperativos enfrentan las mismas dificultades y faltas de políticas de impulso al sector. “Somos el otro campo, el que produce para el mercado interno con insumos y factores de producción constantemente dolarizados. La tierra vive una puja para saber si está destinada a la producción de commodities o a darle de comer a la vecina”, señala Pellegrini y desafía: “La pregunta es ¿qué comemos? ¿Qué necesitamos para tener comida a precios populares y que no esté envenenada?”. 

El presidente de Fecofe sostiene que, para avanzar en la discusión sobre cómo abastecer con cantidad, calidad y precios populares, la Mesa Agroalimentaria Argentina insistirá con  reclamos de larga data por el fortalecimiento de las políticas públicas para el sector, sobre los costos de las producciones, sobre el uso y tenencia de la tierra y una política comercial para el mercado interno y para las exportaciones. 

Como ejemplos, hacia el mercado externo, la presencia de un Estado que controle y no permita la aparición de casos como el de Vicentín, que mandó a la quiebra a cientos de productores pequeños y medianos. También exigen debatir el modelo de producción, «si el actual prevalece o vamos hacia una transición, a una producción más sana”. Desde UTT y MNCI-ST también señalan como reclamos centrales de la Mesa la sanción de la Ley de Acceso a la Tierra y la reglamentación de la Ley de Agricultura Familiar.  

Esa agenda fue dejada de lado por el presidente, Alberto Fernández, en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, cuando anunció un proyecto de ley a pedido del Consejo Agroindustrial. Sin embargo, la agenda está presente en el discurso presidencial. Fernández se comprometió a impulsar la Ley de Acceso a la Tierra, a reglamentar la demorada ley de Agricultura Familiar, mantiene un canal abierto con las organizaciones en el Consejo Argentina Contra el Hambre e incluso, este lunes en la presentación de la Ley de Educación Ambiental Integral, habló de que “aquello que cultivamos sin agregar agrotóxicos nos preserva de la contaminación y hace una producción alimentaria valiosa para el ambiente y la salud”.   

Lanzamiento de mesa en el congreso de agroecología
Foto: Flor Guzzetti

Una nueva agenda para otro campo 

El referente de MNCI-ST señala que la reglamentación de la Ley de Agricultura Familiar será “una buena guía” hacia el objetivo de garantizar la soberanía alimentaria, pero también adelanta que la Mesa Agroalimentaria Argentina buscará impulsar nuevas leyes. “Políticas para la formalización de todo el sector, con normativas especiales, que sean inteligentes en función de la diversidad del campo argentino. Un paquete de políticas que tengan como eje ordenador que el productor tenga un ingreso justo, un nivel de vida adecuado, y el consumidor pueda acceder a alimentos a precios justos y saludables”, sintetiza.    

Pellegrini coincide y sostiene que la Mesa saldrá a “disputar las políticas públicas” para que el Estado tome un rol protagónico que permita modificar la cooptación de la economía y el sistema agroalimentario de las manos de las corporaciones y, para ello, no solo será necesario la aprobación de las normas demoradas si no también nuevos proyectos y políticas públicas: promoción a la agroecología, colonias de abastecimiento urbano, cuota de compra estatal de productos de la agricultura familiar y cooperativa y un Plan de Abastecimiento Frutihortícola.  

Es necesario cambiar la concentración de la producción, mirar hacia los pueblos que con el modelo de la soja se transformaron en campo sin gente, sin laburo y sin comida. Ver los cordones de las zonas urbanas como áreas de producción coordinadas en un Plan de Abastecimiento Frutihortícola, en el que se piense qué necesitamos comer y cuántos kilos de frutas y verduras producir. No es un problema de ‘el campo’ o de los campesinos sino de todo para definir cómo resolvemos el abastecimiento”, apunta la referenta de la UTT.  

En esa nueva agenda, que incluya la mirada de las mujeres y los jóvenes, el plan aparece nombrado como una “vuelta al campo”, una necesidad de arraigo en la tierra. “Han desaparecido miles de productores en el interior del país y, con ellos, una forma de vida en el campo y en los pueblos. Hace varias décadas que la Argentina no tiene un pueblo nuevo, necesitamos discutir la ocupación del territorio y ahí discutir en manos de quien está la tierra. Crear nuevos productores, nuevas colonias agrícolas, cooperativas, agregado de valor en origen, industrializar y generar trabajo”, convoca Rossi e invita a escuchar a la Mesa Agroalimentaria Argentina.

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