"La agroecología permite acabar con el hambre y erradicar la pobreza"
octubre 28, 2020
Sección: Agroecología
Entrevista con Elizabeth Mpofu, coordinadora internacional de La Vía Campesina, movimiento que reúne a trabajadores de la tierra, organizaciones rurales, indígenas y pescadores de ochenta y un países. La crítica a la agricultura industrial y a la FAO, la fuerza de la agroecología y la soberanía alimentaria, el papel de las mujeres, el futuro del sector rural.
Elizabeth Mpofu es coordinadora general de Vía Campesina
Foto: Gentileza de Vía Campesina

Por Facundo Cuesta - Huerquen, comunicación en colectivo

Creció en las zonas más remotas de Zimbabue y su familia dependía de la agricultura para el sustento diario. Junto al resto de la comunidad, solían producir una diversidad de cultivos utilizando estiércol de ganado y tierra de hormiguero para fertilizar sus tierras. También se cultivaba el maíz, pero lo que se llevaba a los mercados era principalmente legumbres, maní y girasol. También cultivaban granos pequeños como rapoko, mijo y sorgo. Estos cultivos se usaban en la elaboración de cerveza tradicional para la venta, vital para poder pagar las cuotas escolares de sus hijos. 

Cultivos como el rapoko y el mijo eran esenciales al momento de preparar la cerveza para las ceremonias tradicionales que las comunidades solían celebrar cada año, antes de la temporada de lluvias y después de la cosecha. Creció siguiendo esos valores culturales y disfrutó participando de las ceremonias tradicionales.

Ese tipo de vida cambió cuando se puso énfasis en el maíz como cultivo comercial en Zimbabue, ya que los colonialistas se hicieron cargo de todo el sistema agrícola. Las comunidades no pudieron más que seguir ese camino y competir con los agricultores blancos. El uso masivo de fertilizantes inorgánicos y herbicidas se popularizó en la medida en que retrocedieron las formas tradicionales de agricultura. Y algunos cultivos indígenas fueron desapareciendo de a poco.

La educación superior era para los varones. A las mujeres las obligaban a quedarse en casa y ayudar a los padres en las granjas o casarse con cualquier hombre que los padres eligieran.

Se casó (con un oficial de policía) y, ante la necesidad, comenzó a vender verduras. Comenzó a juntarse con otras mujeres y se sumaron a la Asociación de Ecologistas Tradicionalistas de Zimbabue (Aztrec). Trabajaron para revivir los sistemas agrícolas de conocimiento indígena, fortalecer una cultura que el agronegocio había querido matar. En 1999 fue elegida presidenta de la Aztrec.

Su esposo no estaba tan de acuerdo. Hubo discusiones familiares, pero ella siguió adelante.

La asociación, a su vez, era miembro de una organización regional llamada Asociación Pelum. En 2002, Mpofu viajó en representación de sus agremiados hasta a la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible en Johannesburgo (Sudáfrica). Allí conoció la realidad de otras regiones del continente, y formaron el Foro de Pequeños Agricultores de África Oriental y Meridional (Esaff). Mpofu fue designada presidenta de Esaff Zimbabue (ahora llamada Foro de Pequeños Agricultores Orgánicos de Zimbabue --Zimsoff--). En 2013 fue elegida coordinadora general de la Vía Campesina, movimiento mundial que representa a 200 millones de campesinos, nucleados en 190 organizaciones de ochenta y un países.

De campesino a campesino

-¿Cuál es hoy la situación del campesinado a nivel mundial?

-Los desafíos que enfrentamos en todos los continentes son similares. Por ejemplo, el cambio climático, un fenómeno global que hace que la vida de los campesinos sea tan difícil. Algunas políticas en la mayoría de los continentes no protegen a los campesinos, sino que protegen los intereses de las grandes corporaciones o multinacionales en lo que respecta a la producción de alimentos y al acceso a los recursos naturales. La migración de muchos jóvenes y las familias que abandonan sus hogares rurales para buscar una vida mejor en las ciudades, o las guerras que están aumentando en todo el mundo. Sucede en distintas regiones del planeta. Mirando el futuro inmediato, uno no puede predecir cómo se dará la situación, a pesar de los esfuerzos de los campesinos para adaptarse a la crisis climática. Carecemos de apoyo de los gobiernos, y la mayoría de los países en desarrollo están prestando más atención a las multinacionales que se aprovechan de las condiciones financieras que le dan los gobiernos. Los llamados países desarrollados de occidente presionan para controlar las riquezas de todos los continentes. En este sentido, vamos a enfrentar más muertes innecesarias debido a las guerras y al consumo de alimentos poco saludables.

¿Cuáles son los logros y avances de la Vía Campesina en estos treinta años de organización?

-La Vía Campesina es el movimiento social trasnacional más importante del mundo. A diferencia de otros sectores, sindicatos de trabajadores, profesionales, mujeres, ambientalistas, etcétera, los campesinos y agricultores familiares hemos podido construir un movimiento estructurado, representativo y legítimo, con una identidad común, que vincula las luchas sociales en todos los continentes. Se nos ha reconocido como uno de los movimientos de base que tiene a los actores más innovadores a la hora de fijar agendas para políticas públicas y sociales. Tenemos claro que cuanto más se lucha, más se fortalece el movimiento campesino.

-¿Algún caso que pueda referenciar?

-Presionar a la FAO (organismo de Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación) para que incluya los temas relativos a la agroecología en sus áreas de enfoque, y hoy lo toma en su agenda. La adopción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos es otro gran logro, luego de diecisiete años de trabajo del movimiento campesino. Además, acuerdos globales en los que han influido nuestros miembros, como el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. Que las mujeres tengamos mayor participación y asumamos roles de liderazgo en la actualidad es una lucha que se ha dado en el movimiento, y la participación juvenil también está en aumento.

-¿Cuál fue el papel de la FAO en relación al avance del agronegocio y cómo interpreta sus cambios de posición?

-La FAO ha apoyado el agronegocio y las cadenas de valor alimentarias. También ha presionado mucho para que los ministerios de Agricultura se comprometieran con el sector privado. La FAO desarrolla y difunde una serie de herramientas y políticas para impulsar las industrias agroalimentarias (del agronegocio). El cambio en la FAO no va a ser automático. El hecho de que haya incluido temas de discusión como la agroecología juega a nuestro favor, pero esto no significa que la FAO pueda cambiar para satisfacer nuestras demandas ahora mismo. Estoy contenta de que existan espacios para el debate donde también podemos discutir con los gobiernos. Las resoluciones que establecen el Decenio de la Agricultura Familiar y la Declaración sobre los Derechos de los Campesinos son de gran importancia, ya que ahora son los temas por debatir en estos espacios de la FAO.

-¿Hay experiencias de desarrollo de la agroecología que le gustaría destacar?

-Hay muchos ejemplos. Puedo mencionar la Escuela Agroecológica Shashe (provincia de Masvingo, Zimbabue). La comunidad local está formada por campesinos que en un principio obtuvieron sus primeras tierras mediante la ocupación, y que luego se beneficiaron con el Programa de Reforma Agraria Rápida, que implementó el Gobierno de Zimbabue en el año 2000. La tierra que trabajan actualmente perteneció a propietarios ganaderos. Hoy esas tierras producen más alimentos que en ningún otro momento, la mayoría a través de técnicas ecológicas.

-Son experiencias que no solo implican dejar de lado los transgénicos y agrotóxicos.

-Estas experiencias reflejan nuestra forma de vida, y hemos aprendido que es una solución que puede resolver la crisis climática, permite acabar con el hambre y erradicar la pobreza. La agroecología tiene en cuenta los aspectos sociales, culturales, económicos y ambientales. Los pequeños agricultores están practicando la agroecología para conseguir la soberanía alimentaria. Es un sistema de producción que cuida a la Madre Tierra y hace que las comunidades trabajen juntas en muchos aspectos, y es diferente al sistema de agricultura industrial, basado en lo individual. Hablar del valor cultural de la agroecología motiva a los agricultores a compartir sus semillas, respetar las normas tradicionales mediante las cuales también organizamos ceremonias en busca de los consejos de nuestros antepasados, como era antes. Las ceremonias se llevan a cabo después de la cosecha, como se ha hecho culturalmente durante décadas.

-¿Cómo es la formación en agroecología y, por otro lado, la situación en los sectores urbanos?

-En África tenemos cuatro escuelas de agroecología, y es muy interesante que muchas otras escuelas estén surgiendo a medida que los campesinos se dan cuenta de que es importante aprender y compartir sus experiencias para reconstruir el medio ambiente, producir alimentos saludables y generar empleo para sus jóvenes. En las ciudades, aunque las parcelas de tierra son pequeñas, la gente está utilizándolas para producir alimentos para mantenerse. Sobre todo en mi país, Zimbabue, donde hay escasez de alimentos debido a la crisis climática. Las capacitaciones en agroecología son con la metodología “campesino a campesino”, ya que creemos que cada agricultor tiene algún conocimiento y experiencia para compartir. Con base en nuestro conocimiento y recursos locales, a través de la agroecología, construimos nuestra autonomía.

-En estos tiempos se habla de la crisis climática y hay cumbres internacionales sobre el tema. ¿Qué papel cumple la agricultura industrial y qué papel juegan, o pueden jugar, las comunidades campesinas e indígenas del mundo para mitigarla?

-La agricultura industrial juega un papel muy importante en el calentamiento global. Se trata de un sistema de producción masiva que utiliza fertilizantes artificiales y herbicidas de manera extensiva, que al final agotan los suelos. Estamos sufriendo debido a la crisis climática causada en buena medida por la agricultura industrial. Todos los ecosistemas se están derrumbando, y la vida de las personas, sobre todo la de nuestros jóvenes, está en peligro.

-En Argentina y en todo el mundo hay una verdadera revolución de las mujeres contra el orden patriarcal. ¿Qué aportan mujeres campesinas a este enorme movimiento? ¿Y qué crees que ha aportado el feminismo al movimiento campesino?

-Como todos sabemos, el patriarcado es un sistema de estructuras y prácticas sociales en el que los hombres dominan, oprimen y explotan a las mujeres. El poder lo ejercen predominantemente los hombres y esto no sucede solo en Argentina, sino en todo el mundo. Las mujeres campesinas han logrado instalar la agenda del feminismo para que se discuta dentro del movimiento. En este sentido, el feminismo ha creado un espacio para que la mayor cantidad de personas posible se sienta segura y cómoda. Compartir qué es el feminismo ha logrado que todos los hombres y las mujeres en el movimiento comprendan la importancia de todos y de la distribución equitativa de responsabilidades.

-¿Cómo imagina el futuro?

-Algunas imágenes del mundo que nos gustaría ver tienen que ver con un mundo libre de hambre, con campesinos que producen una diversidad de cultivos; un mundo donde las personas se unen y comparten sus experiencias independientemente del color, la raza o el género; un mundo donde las personas celebran juntas.

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